Con traje a cuadros marrón, pantalón y corbata azul, camisa blanca y zapatos marrones,
Daniel Passarella se sentó ante un enjambre de micrófonos y cámaras en la improvisada mesa de conferencias que, sostenida con caballetes, se dispuso en el predio que
River tiene en Ezeiza. Había informado tras la eliminación en la Copa Sudamericana que hablaría luego de hacerlo con todos sus dirigidos.
Los aproximadamente 100 periodistas esperaban la confirmación de la noticia.
Ya se sabía: Passarella iba a anunciar que había decidido no seguir siendo el entrenador de River.
"Buen día a todos, no sé qué pasa que hay tanto revuelo y hay tantas dudas. Voy a dar una conferencia de prensa donde no voy a aceptar preguntas. Entonces, me traje un «machete» para ayudarme a hablarles sobre mi alejamiento." Así, se puso sus lentes y empezó Passarella la despedida como entrenador millonario.
Fueron los últimos minutos en su cargo.
La carta abierta del 25 de mayo -día de su cumpleaños, día de un nuevo aniversario de River- fue el gran antecedente para este solitario final. Había dicho el Káiser por entonces: "Si no ganamos uno de los dos torneos, mi ciclo estará terminado en diciembre" . Esclavo de sus palabras, el Káiser continuó su monólogo, que, por explícito, bien vale reproducir por completo para entender la dirección de los mensajes de Passarella:
"Yo leí una carta el 25 de mayo último y obviamente que voy a cumplir con mi palabra. A mí me gusta redoblar la apuesta, no es por miedo que me voy, pero lo hago porque me comprometí públicamente con el socio y el hincha de River verdadero a cumplir con mi promesa. Es inquebrantable. Con mucho dolor y con mucha tristeza me voy, pero quiero sentirme íntegro y totalmente tranquilo".
Se levantó temprano y desayunó junto con su familia. Salió de su casa ubicada en las Lomas de San Isidro y partió rumbo al predio de Ezeiza al mando de su Mercedes-Benz azul oscuro.
A las 9.30 llegó al campo de entrenamiento de River. La decisión de dar un paso al costado ya estaba tomada desde anteanoche, cuando Mario Cuenca -el arquero de Arsenal- sentenció la eliminación en las semifinales de la Copa Sudamericana. Antes de la práctica de ayer, el Káiser reunió a todos los integrantes del plantel y durante ocho minutos brindó una emotiva charla de despedida.
"Quiero agradecer mucho a los jugadores porque han hecho un gran esfuerzo. El vestuario de anoche fue una de las cosas más tristes que me tocaron vivir en mi carrera. En los pocos triunfos que tuve en mi carrera deportiva y en muchas frustraciones que pasé nunca vi un vestuario como el de anoche, con todos los jugadores llorando, acongojados... Vieron la práctica de hoy y están muy caídos. Hablé con ellos antes de la práctica y les comuniqué lo que les estoy diciendo a ustedes", fueron las frases del DT saliente destinadas a sus jugadores.
Paradójicamente, en Ezeiza no estuvo Ariel Ortega -un hijo futbolístico del técnico-, ya que por el esguince que sufrió en la rodilla derecha realizó un trabajo especial en el Monumental. Claro que el nombre del Burrito no estuvo ausente en el adiós del entrenador millonario.
"Quiero resaltar también la recuperación de un ídolo como Ariel Ortega, en la que nos han ayudado mucho los jugadores y les pido a todos que lo acompañen. Nosotros de nuestra parte vamos a seguir a su lado. La recuperación de Ariel ha sido más importante que cualquier conquista deportiva", explicó Passarella con alguna intención difícil de interpretar.
"Estoy seguro de que dejamos un plantel muy bueno y un grupo excepcional. En el próximo torneo y con los lesionados recuperados River hará una gran campaña. Me voy a reunir con Aguilar para definir la salida y el tiempo contestará o yo con el tiempo contestaré muchas de las preguntas que ustedes como periodistas me quieren hacer. Al hincha de River de corazón le deseo muchas felicidades y sé que va a tomar muy bien el hecho de que Passarella haya cumplido con mi palabra. Chau gente."
En cinco minutos explicó ante la prensa su alejamiento con las canchas de telón de fondo en donde dirigió su última práctica como técnico de River. De inmediato se levantó de la mesa junto a sus escuderos y, por el pasillo lateral, caminó hasta su vehículo y se fue. Por la tarde, en el Monumental, se reunió con el presidente del club, José María Aguilar, y definieron las condiciones del alejamiento.
El propio Passarella le puso límites al proyecto que encabezaba en River. Y ayer, como no se cumplieron los objetivos, su segundo ciclo en River llegó a su fin 55,89 el porcentaje de eficacia en su segundo ciclo en River: de 99 partidos ganó 45, empató 31 y perdió 23.