El debate de los aficionados del Athletic no hablaba ayer de otra cosa por la calle y los foros de Internet: ¿Es cierto que el club rojiblanco tiene pensado echar las redes en Latinoamérica? Decidido no, proyectado sí.
El periodico AS publicó el miércoles el partidismo del responsable de Lezama, Luis Solar, de crear una escuela de futbolistas en Suramérica, algo que como desvelamos hoy ya tiene una estructura encima de la mesa. El hecho de que Joaquín Caparrós ya haya valorado y comunicado al club la posibilidad de buscar refuerzos para el primer equipo más allá del charco terminó por encender la mecha de una discusión que no parece tener fin en Bilbao.
Sobre todo cuando el equipo entra en una crisis deportiva de dos o tres años, como es el caso.
Hay diferentes percepciones sobre el asunto. Por un lado, existe una oposición radical al traslado de fronteras hasta Latinoamérica, pese a que se conoce que aquellas tierras hay en torno a siete millones de personas con raíces vascas. Sobre todo en lo que se refiere a fichar, sin apenas discriminar, a jugadores que por apellido tengan antepasados remotos de la tierra. En general, se acepta mejor la formación de talentos allí después de reclutar a jóvenes con signos claros de saber lo que es el Athletic y su filosofía. Vamos, que como en la época de los oriundos que llegaban al fútbol español, no se quiere gente que diga que ha nacido "en Osasuna", en lugar de en Pamplona.
Echando un primer vistazo a los clubes de la Primera argentina salen los apellidos de futbolistas como Arzuaga, Zelaya y el veterano Azconzabal (Rosario Central), Arce (Lanús), Ibarra y Urribarri (Boca), Aguirre (San Lorenzo), Galarza (Banfield), Etchemaite (River Plate), Arrieta (Racing), Iriarte (Colón), Picabea (Olimpo) o Leguizamón (Gimnasia y Esgrima).
Por ejemplo, en México está el guardameta titular de la selección, el joven Guillermo Ochoa (América), que estuvo a punto de recalar en Santander. También el delantero del Atlas Ulises Mendibil. En la Universidad de Chile juega Manuel Iturra Urrutia y el principal goleador de Colombia es Wason Renteria. También internacionales son el venezolano Arismendi y los jugadores paraguayos Achúcarro y Ayala. Vamos, que por apellidos hay trabajo de investigación por delante.
En noviembre de 2001, el difunto presidente Javier Uria aprovechó la celebración del Congreso Anual de Casas Vascas en Mar del Plata (Argentina) para montar una comitiva con Iribar y Valverde, entonces ayudante de Zubizarreta en la dirección deportiva. Estrecharon lazos con clubes y paisanos. En el despacho de Uria, apareció una lista de refuerzos que jamás se llegó a usar.
Hay diferentes percepciones sobre el asunto. Por un lado, existe una oposición radical al traslado de fronteras hasta Latinoamérica, pese a que se conoce que aquellas tierras hay en torno a siete millones de personas con raíces vascas. Sobre todo en lo que se refiere a fichar, sin apenas discriminar, a jugadores que por apellido tengan antepasados remotos de la tierra. En general, se acepta mejor la formación de talentos allí después de reclutar a jóvenes con signos claros de saber lo que es el Athletic y su filosofía. Vamos, que como en la época de los oriundos que llegaban al fútbol español, no se quiere gente que diga que ha nacido "en Osasuna", en lugar de en Pamplona.
Echando un primer vistazo a los clubes de la Primera argentina salen los apellidos de futbolistas como Arzuaga, Zelaya y el veterano Azconzabal (Rosario Central), Arce (Lanús), Ibarra y Urribarri (Boca), Aguirre (San Lorenzo), Galarza (Banfield), Etchemaite (River Plate), Arrieta (Racing), Iriarte (Colón), Picabea (Olimpo) o Leguizamón (Gimnasia y Esgrima).
Por ejemplo, en México está el guardameta titular de la selección, el joven Guillermo Ochoa (América), que estuvo a punto de recalar en Santander. También el delantero del Atlas Ulises Mendibil. En la Universidad de Chile juega Manuel Iturra Urrutia y el principal goleador de Colombia es Wason Renteria. También internacionales son el venezolano Arismendi y los jugadores paraguayos Achúcarro y Ayala. Vamos, que por apellidos hay trabajo de investigación por delante.
En noviembre de 2001, el difunto presidente Javier Uria aprovechó la celebración del Congreso Anual de Casas Vascas en Mar del Plata (Argentina) para montar una comitiva con Iribar y Valverde, entonces ayudante de Zubizarreta en la dirección deportiva. Estrecharon lazos con clubes y paisanos. En el despacho de Uria, apareció una lista de refuerzos que jamás se llegó a usar.
No comments:
Post a Comment