Mucho peor se ven las cosas desde el prisma rojiblanco, que acudía a la cita europea en busca del remedio a los males que le persiguen a nivel institucional y deportivo y sólo encontró una razón más para el descontento. El enfado de la afición con un equipo que no carbura y que no puede llevar el peso del partido ante un rival propicio que repudia el esférico desde el pitido inicial.
El Atlético abrió con una mala primera parte y trató de resarcirse en la segunda con un extraordinario comienzo. Forlán, inédito durante gran parte del partido, despertó a tiempo para sacar de sus botas las mejores ocasiones para su equipo. Pero el larguero y el guardameta chipriota impidieron un triunfo que hubiera resultado balsámico en una época tan convulsa en el Calderón.
Los de Abel Resino saltaron al coso rojiblanco con todas sus inseguridades a cuestas. Sobre todo en defensa. La línea de zagueros se ha revelado como uno de los grandes lastres del equipo y ante el APOEL Nicosia, rival inferior y sin apenas intenciones ofensivas, volvió a hacer gala de su endeblez atrás. Y es que no habían pasado apenas cinco minutos cuando Zewlakow llegaba por el centro para rematar en la frontal del área pequeña y sembrar el pánico.
Inquietudes que tampoco arregló la zona de creación. Los atacantes, habitual contrapeso de las penurias defensivas, tardaron en conseguir romper la barrera humana que plantearon los chipriotas. Los de Ivan Jovanovic permanecieron agazapados en su mitad de campo esperando los errores de su rival para salir al contragolpe. Fallos que llegaron, ya fuera en las combinaciones de unos o en la falta de ideas de otros.
No fue hasta que Agüero y Jurado entraron en acción cuando el Atlético empezó a desperezarse. El argentino se sirvió de su velocidad para romper por el flanco derecho, el sanluqueño hizo lo posible para conectar con los de arriba y ambos protagonizaron las mejores ocasiones de su equipo en una primera parte para el olvido, un nuevo episodio más de ése 'quiero y no puedo' con el que ha empezado el equipo la temporada.
El 'Kun' sacó provecho de una jugada embarullada en el área y tuvo muy cerca el gol, pero su disparo a bocajarro se topó con la oportuna salida de Chiotis, que tuvo la fortuna de encontrarse con el balón en su camino. Por su parte, Jurado trazó un gran autopase para zafarse de la pareja de centrales chipriota y se quedó sólo ante el marco, pero de nuevo los reflejos y la rapidez del guardameta evitaron males mayores para el APOEL.
Los reproches que despidieron a los rojiblancos en el descanso parecieron surtir efecto como revulsivo y los de Abel Resino regresaron con nuevos aires. Tanto que las primeras ocasiones de peligro no se hicieron esperar y pronto los disparos lejanos pusieron sobre aviso al equipo de Nicosia, de nuevo conservador en su planteamiento.
Forlán, timorato en el primer acto, empezó a sumarse a los esfuerzos de su compañero y el banquillo respaldó el atrevimiento con las salidas de Maxi y Sinama Pongolle. El argentino pudo abrir el marcador, pero se quedó sin ángulo después de que Agüero fallara a rematar a puerta vacía. Poco después, un libre directo de Simao ponía punto y final al arreón de los rojilblancos.
Tras unos minutos de inoperancia, el Atlético de Madrid volvió a intentarlo en los minutos finales, sabedor de la importancia de un resultado en el que no sólo estaban en juego los tres puntos. Forlán con un derechazo rabioso al larguero pudo darle la ansiada victoria a su equipo, pero la madera negó el premio mayor.
Pero en un estadio acostumbrado al infarto, aún quedaba la última traca. De nuevo el ariete charrúa atentó contra la portería rival, pero Kontis en una excepcional estirada cortó la trayectoria del obús y ninguno de los dos atléticos al rechace acertó a rematar a puerta vacía. Al fin y al cabo, los 'colchoneros' sólo merecieron el gol a la rachas y una victoria hubiera sido engañosa en tan mala puesta en escena.
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