Los blanquirrojos salieron con un once de gala y ofensivo, en el que Kanouté y Luis Fabiano formaban en punta. Enfrente, el técnico del Rangers, Walter Smith, dejó a sus dos delanteros titulares en el banco y optó, en una sorpresiva alineación, en la que un extremo diestro, Naismith, era la única referencia atacante, a pesar de que su equipo llevaba tres partidos seguidos sin marcar.
De hecho, el Sevilla salió dispuesto a mostrar su jerarquía y ya en el minuto 13 disfrutó de una clara ocasión, cuando un pase de Navas hacia atrás fue rematado por Kanouté, que obligó al meta local, McGregor, a lucirse. Pero la batalla principal se libraba en la medular, sin olvidar que el Rangers mostraba también sus armas, como cuando McCulloch lanzó una volea desde la media luna y a punto estuvo de clavarla en el fondo de la red defendida por Palop.
Poco a poco, los escoceses iban sacudiéndose el dominio el cuadro sevillista, con un mayor control del balón. Lo peor llegó cuando un fallo de Konko en el minuto 36 propició un posible penalti del defensa nervionense sobre Naismith, que el árbitro no señaló.
Se echaba de menos el apabullante juego por bandas del Sevilla, sin olvidar el gris rendimiento de la delantera, con un Luis Fabiano que quería hacerlo todo él solo. Pero donde más problemas tenían los de Jiménez era por el costado zurdo y el Rangers tanteaba por ese lado, a la espera de hallar hueco. Sin embargo, un duro disparo de Adriano, rechazado por el meta McGregor, fue lanzado fuera por Navas cuando tenía toda la portería para él, en un aviso de lo que llegaría tras el descanso.
Porque la segunda parte arrancó con un Glasogw Rangers entonado, pero fue entonces, precisamente, cuando marcó el Sevilla en jugada de estrategia, al cazar por alto Konko un balón nacido de una falta, y anotar el 0-1 de ajustado testarazo. El gol, empero, no amilanó al equipo británico, que tuvo el empate a renglón seguido, aunque Papac no llegó para remachar un centro de Whitaker. Picado en su amor propio, el Rangers atosigó durante unos minutos a los hispalenses.
Sin embargo, el ímpetu escocés quedó arrancado de cuajo en el minuto 65, después de que Adriano pusiera el 0-2 en el luminoso, al culminar con la diestra una pared entre Luis Fabiano y Kanouté. Era la ley del más fuerte, porque el Sevilla solucionó la 'papeleta' en cuanto se decidió a mostrar sus galones sobre el césped del Ibrox Stadium.
Con la misión cumplida, Jiménez empezó a pensar ya en el choque liguero del domingo contra el Madrid, y movió banquillo. Pero las 'estrellas' sevillistas estaban lanzadas sin que nadie las pudiera parar, de modo que primero Luis Fabiano hizo el tercero a centro de Kanouté (min. 71), mientras que el carioca, en una contra fulgurante, le devolvía dos minutos más tarde el favor al malí, que firmó el 0-4. El 1-4, un verdadero golazo del español Nacho Novo, casi en el último suspiro, quedó en mera anécdota para un Sevilla que, salvo catástrofe impensable, tiene ya pie y medio en octavos de final.
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