Thursday, June 8, 2006

Joga bonito, joga 'fair play': Heysel

La final de la Copa de Europa era considerada, en 1985, el evento deportivo entre clubs más prestigioso e importante del mundo. Pero aparte del prestigio de la propia competición, la final de 1985 estuvo condimentada por una serie de ingredientes que añadían al encuentro interés, y mucha tensión:
Los contendientes, Liverpool y la Juventus, eran considerados los mejores clubs de Europa del momento:
El Liverpool llegaba a la final de Heysel como vigente campeón de la Copa de Europa, que había ganado en Roma el año anterior, y como vigente campeón de la Liga inglesa. Además, el Liverpool había sido el campeón de cuatro de las últimas ocho ediciones de la Copa de Europa.
La Juventus de Turín llegaba a la final como vigente campeona de la Recopa de Europa de la temporada anterior, con un equipo lleno de jugadores que habían formado parte, como la Columna Vertebral, de la selección italiana campeona del mundo en 1982, entre los que estaba Paolo Rossi, y con el mejor jugador de Europa del momento, el francés Michel Platini, que acababa de llevar a la Selección francesa a proclamarse campeona de la Eurocopa de 1984.
Venían de enfrentarse en enero en la final de la Supercopa de Europa por su condición de campeones de la Copa de Europa y de la Recopa respectivamente. Se había proclamado campeón la Juve, que venció en el partido de ida, disputado en Turín, por 2 a 0. El partido de vuelta no se disputó ya que el Liverpool no encontró fechas libres en el calendario, en calidad de campeón europeo (una de las bases de la U.E.F.A). La derrota en la Supercopa Europea, dejó en los jugadores y aficionados del Liverpool un deseo de revancha, de demostrar la supremacía del conjunto inglés, sobretodo, al no haberse podido disputar el partido de vuelta.
La final de Heysel fue también interpretada por muchos medios de comunicación como un duelo entre el fútbol inglés y el fútbol italiano, considerados los mejores del fútbol europeo del momento. El fútbol inglés era el que había dominado el fútbol europeo de los últimos años: los clubs ingleses habían ganado siete de las últimas ocho Copas de Europa disputadas. El fútbol italiano, tras el triunfo de la Selección de Italia en el Mundial de España de 1982 con 6 jugadores de la Juve en el once titular de la Nazionale durante el torneo y la potenciación de la Calcio, estaba en alza, y aspiraba a convertirse en el nuevo dominador del fútbol europeo (cosa que, efectivamente, sucedió).
La final de la Copa de Europa de la temporada anterior había enfrentado en Roma al Liverpool y a la AS Roma, que estuvo envuelto en clima de gran tensión y violencia. Ganó el Liverpool en la tanda de penalties, pero muchos aficionados del Liverpool habían sido objeto de ataques violentos, antes y después del partido, por parte de los hinchas del AS Roma que, al jugar la final en su ciudad, eran abrumadora mayoría. Los días previos a la final de Heysel algunos medios sensacionalistas ingleses recordaron lo sucedido en Roma el año anterior.
En 1985 estaba en pleno apogeo el fenómeno del "hooliganismo" surgido en Inglaterra. En la mayoría aficiones de clubs ingleses habían surgido grupos de "hooligans", que al amparo del anonimato que proporcionaban las masas de aficionados de los estadios de fútbol, aprovechaban consumir grandes cantidades de alcohol y promover ideas violentas, exhibir símbolos neonazis y realizar actos de vandalismo tanto en el interior de los estadios como en las calles de las ciudades donde se disputaba el partido. En pocos años, el fenómeno "hooligan" se extendió a por toda Europa, e Italia fue uno de los países donde más arraigó el fenómeno y así, la final de Heysel fue entendida por muchos aficionados no sólo como un enfrentamiento entre dos equipos de fútbol, sino como un enfrentamiento entre "hooligans" (ingleses) y "tifosi" (italianos) que debía tener lugar dentro y fuera del estadio.
El encuentro comenzó una hora y 25 minutos más tarde del horario previsto. Antes del inicio del encuentro, y de común acuerdo con las directivas de los clubs contendientes, los capitanes de ambos equipos leyeron un comunicado por la megafonía del estadio pidiendo calma a los aficionados.
Se dijo que los jugadores y el árbitro, recluidos en los vestuarios durante los sucesos, jugaron sin conocer el verdadero alcance de la tragedia, aunque sabían que había habido algunas víctimas mortales.
El partido se disputó en un clima enrarecido, "surrealista" según las crónicas, y con algunos cadáveres todavía visibles desde una de las zonas del estadio. El terreno de juego estuvo totalmente rodeado, durante los 90 minutos, por efectivos de la policía belga que, en pie, y armada con cascos, escudos y porras, no dejaron de vigilar todo cuanto sucedía en las graderías.
En muchas crónicas se hicieron eco de algunas irregularidades sucedidas durante el partido, sugiriendo la posibilidad (finalmente desmentidas tajantemente por la UEFA) de que se hubiese acordado el triunfo de la Juventus. Lo cierto es que el conjunto italiano venció la final por por 1-0, con un gol marcado por Michel Platini de penalti. El partido es recordado como uno de los más tristes de la historia del fútbol.
Muchos medios de comunicación no sólo criticaron a la UEFA por la decisión de que se jugase el partido, sino también por la actitud de los aficionados, jugadores y directivos de la Juventus que, a pesar de la tragedia que habían vivido sus aficionados, celebraron el gol de Platini y la victoria final con grandes muestras de júbilo, ajenos al dolor que se estaba viviendo.
En cuanto a la sentencia por lo ocurrido, Sólo fueron inculpados por la Tragedia de Heysel, en 1989 y tras cinco meses de juicio, 14 aficionados del Liverpool FC. Fueron condenados por a tres años de prisión por la justícia belga. Pero cuando llevaban cumplida media condena la sentencia fue suspendida tras el recurso de la defensa, al entender que el homicidio fue involuntario.
También fueron sancionados por la UEFA el Liverpool FC y los clubs ingleses en general.

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