Os dejamos con algunas de las perlas que Emmanuel Petit, campeón de Europa y del Mundo con la selección francesa, saca a relucir en su libro A flor de piel.
"Serra Ferrer es un payaso y un incompetente. Jamás había visto una cabeza de canica como la suya”.
"En un partidillo entre titulares y suplentes, en el que ganábamos sin problemas, entraron en cólera cuando salvé un gol del contrario. Yo alucinaba. Le pedí explicaciones a Serra Ferrer y Bakero me pidió ser un poco más receptivo. Estuve a punto de partirle la cara a ese retaco, quien me había hecho soñar cuando era joven"
"La noche de mi llegada, el ‘míster’ le pidió a Dutruel, el otro francés de la plantilla, que me hiciera de traductor. Richard, visiblemente avergonzado, me pidió que no me riera, pero que el entrenador quería saber cuál era mi posición en el campo. ¡No me lo podía creer! Pensaba que era una broma. Pero ahí tomé consciencia de que mi presencia formaba parte de las ambiciones políticas de Gaspart para trepar hacia la presidencia"
"Del vestuario barcelonista, es difícil encontrar buenas palabras: “En poco tiempo vi que había tres clanes bien establecidos: los catalanes, los holandeses y los demás. Adiós a la unidad"
Sobre Gaspart y la directiva: “Unos verdaderos liantes; parecían vendedores de alfombras“.
"Serra Ferrer es un payaso y un incompetente. Jamás había visto una cabeza de canica como la suya”.
"En un partidillo entre titulares y suplentes, en el que ganábamos sin problemas, entraron en cólera cuando salvé un gol del contrario. Yo alucinaba. Le pedí explicaciones a Serra Ferrer y Bakero me pidió ser un poco más receptivo. Estuve a punto de partirle la cara a ese retaco, quien me había hecho soñar cuando era joven"
"La noche de mi llegada, el ‘míster’ le pidió a Dutruel, el otro francés de la plantilla, que me hiciera de traductor. Richard, visiblemente avergonzado, me pidió que no me riera, pero que el entrenador quería saber cuál era mi posición en el campo. ¡No me lo podía creer! Pensaba que era una broma. Pero ahí tomé consciencia de que mi presencia formaba parte de las ambiciones políticas de Gaspart para trepar hacia la presidencia"
"Del vestuario barcelonista, es difícil encontrar buenas palabras: “En poco tiempo vi que había tres clanes bien establecidos: los catalanes, los holandeses y los demás. Adiós a la unidad"
Sobre Gaspart y la directiva: “Unos verdaderos liantes; parecían vendedores de alfombras“.
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