Los de Javier Aguirre protagonizaron una actuación inmejorable en ambos lados de la cancha. En ataque, el 'Kun' supuso un estilete imparable para la endeble defensa holandesa, que no encontró forma de contrarrestar la terrible efectividad exhibida por el '10' rojiblanco.
En la zaga, el brillo no fue menor. Desde un inspirado Leo Franco hasta un expeditivo Ujfalusi, el Atlético de Madrid hizo gala de un gran orden en las labores defensivas, que impidió que el PSV, dueño del balón, creara un peligro destacable.
El conjunto madrileño no tardó en olvidar los nervios del estreno. Apenas pasados los dos primeros minutos del encuentro, Agüero se encontró con una ocasión inmejorable en sus botas tras un fallo en el corte de la defensa holandesa. El ariete argentino, sin embargo, dudó en el uno contra uno y lanzó el balón a las manos del portero.
La respuesta del PSV despertó a los hombres de Javier Aguirre. Ibrahim Afellay encontró una autopista en la banda defendida por Antonio López durante los primeros minutos, y una de sus internadas provocó una ocasión manifiesta para Amrabat, cuyo disparo se marchó alto.
El conjunto atlético captó el aviso, y no perdonó en la siguiente oportunidad que tuvo para adelantarse. Tras una posible falta en la frontal del área sobre una incorporación de Maniche, el balón quedó franco para Luis García, que esperó al momento justo para ceder el pase de la muerte a Agüero, que no falló a placer.
Una vez logrado el objetivo de tomar la ventaja, el equipo madrileño cedió el balón al PSV, que sin embargo fue incapaz de crear peligro. Sí lo hizo en cambio el Atlético de Madrid, que se refugió en el contrataque en su intento por aumentar la ventaja.
De esta forma llegaría otra ocasión clara de gol. Agüero se llevó un balón disputado en el interior del área holandesa y apuró a línea de fondo en una jugada similar a la que dio origen al primer gol, pero su centro no encontró rematador.
En esta dinámica de balones largos, a la vertical de los delanteros, llegaría el gran susto para el equipo de la ribera del Manzanares, que vio cómo Diego Forlán se lesionaba persiguiendo un balón. Aguirre, valiente esta vez, optó por el recambio natural, dando entrada a Sinama Pongolle.
Paradójicamente, el mayor sobresalto de una plácida primera parte llegaría más tarde, cuando Leo Franco se veía obligado a salir hasta la frontal del área para superar en el mano a mano a Koevermans, que apenas tuvo tiempo para armar la pierna.
Con la lección aprendida, el Atlético de Madrid se apresuró a poner tierra de por medio, y sólo un minuto más tarde lograba anotar el segundo gol. Agüero controló de espaldas un centro de Sinama desde la banda y, tras acomodarse el cuero, fusiló a Isaksson, que no pudo hacer nada para evitar que el argentino repitiera.
El conjunto rojiblanco pareció acusar la cómoda ventaja, y saltó en la reanudación algo adormilado, muy cerrado atrás y permitiendo a los de Huub Stevens inquietar la portería de Leo Franco. Pero cuando más agobiado estaba el guardameta argentino, los madrileños volvieron a exhibir su pegada arriba para poner la sentencia.
Una nueva incorporación de Maniche al ataque fue aprovechada por Luis García, que volvió a ejercer de asistente para poner en las botas del mediocentro luso el tercer y último gol de la noche, rubricando un comienzo de ensueño en la Liga de Campeones.
A partir de entonces, los de Javier Aguirre se limitaron a ahorrar esfuerzos en ataque y a dar el merecido premio del descanso a los dos goleadores del partido.
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