Los blancos volvieron a ofrecer una pobre versión ante un rival con tanta brillantez en el pasado como inoperancia en la actualidad. Sin embargo, una genialidad de Pirlo y dos tantos de Pato, el último de ellos a dos minutos de la conclusión, resultaron suficientes para voltear tras la reanudación el gol inicial de Raúl.
El cuadro 'rossonero' dista mucho de aquel que maravilló en Chamartín hace dos décadas, comandado por Arrigo Sacchi, personificando su decadencia en la figura de Ronaldinho, una sombra del decisivo jugador que fue. Sin embargo, la carencia de argumentos de los milanistas no impidió que asaltasen un feudo hasta ahora intocable para ellos.
El brasileño Pato se convirtió en el gran protagonista del encuentro con sus dos goles, el último de ellos a dos minutos del final, tras un magistral servicio de Seedorff. El joven mediapunta del AC Milan protagonizó la mayoría de las acciones de talento de su equipo, conservador pero efectivo, ante un rival sin clarividencia alguna.
Entre tanto tono grisáceo y falta de clarividencia por parte de ambos conjuntos, emergió el capitán blanco, Raúl, para seguir engrandeciendo su relación amorosa con la máxima competición continental. El '7' blanco aprovechó un error de bulto de Dida a los diecinueve minutos de juego para hacer gala de su instinto innato para el gol y generar un gol de una jugada a priori finalizada, en la que el propio Benzema ya se daba la vuelta.
Ni antes ni después encontró el Real Madrid el camino a seguir para dañar a un equipo que no oponía resistencia alguna. El criterio de Xabi Alonso en la medular resultaba insuficiente para un equipo que sufría un colapso en la línea de tres cuartos, la zona en la que se marcan las diferencias ofensivas.
Uno de los posibles desatascadores, el brasileño Kaká, que vivía un emotivo partido ante el equipo en el que se consagró, no tuvo su noche y se integró en la mediocridad imaginativa de su equipo, plano, previsible y sin desborde. Tampoco Benzema ofreció soluciones, con lo que los madridistas dominaban por inercia pero sin argumentos.
Sin embargo, la renta, mínima, hacía peligrar los tres puntos. Pirlo, desafortunado en el encuentro, batió a Casillas con un lejano disparo a los diecisiete minutos de la reanudación. El golpe dañó a los locales, que apenas cuatro minutos después vieron como Pato aprovechaba un servicio en largo a la espalda de los centrales para sortear la mala salida de Casillas y darle la vuelta al partido.
Los blancos asistían incrédulos al renacimiento de su rival, pudiendo apelar sólo al empuje, más con fe que con criterio, para nivelar la contienda merced a un tanto de Drenthe desde la frontal. Fue un espejismo, cuando el partido se encaminaba hacia la remontada, una contra milanista acabó en las botas de Seedorf, que colgó un magistral balón a Pato para que éste consumase la conquista.
Un decepcionante AC Milan se había encargado de vencer en el Santiago Bernabéu, aunque más por demérito de su rival, impotente, que por los méritos propios, reducidos prácticamente al desborde de Pato y el orden defensivo. El triunfo permite a los milanistas ajustar el grupo y agrandar las dudas de un Real Madrid que sigue viviendo los encuentros al borde del abismo, un precipicio que hoy no fue capaz de evitar.
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