Wednesday, February 14, 2007

Cupido en la Casa Blanca

14 de Febrero, fecha especial para los enamorados en la que el exceso de azúcar provoca en la sociedad una "diabetes aguda". Y también fecha especial para Cupido, que baja del Olimpo de los Dioses para observar su enorme creación: el amor.
Antes de bajar al mundo terrenal, su madre Venus (Diosa del amor) y su padre Marte (Dios de la guerra), le pidieron a Cupido, que ya estaba cogiendo su arco y flechas, que tratase de ver que pasaba en el R. Madrid. Y es que, como buenos dioses que son, querían saber de los últimos bandazos que estaba dando el ya casi extinto "club de los galácticos".
Tras pasar primero por Barcelona para lanzar un par de flechas a Ronaldinho y Eto'o, Cupido decidió dirigirse a Madrid en sus amplias alas para ver, como le pidieron sus padres, como estaba la "Casa Blanca".
El trabajo era abundante, y es que Cupido solo veía rencillas y guerras internas entre los integrantes del equipo galáctico. Un entrenador repudiado por parte de la plantilla y que entre sus cualidades en el curriculum vitae están la de la cata de jamón ibérico, conocimiento de costumbres hispánicas (véase peineta) o su incondicional apoyo a los ultra sur.
Cupido se dijo a si mismo: "bueno, creo que lo puedo arreglar"
Pero más tarde pasó por el despacho presidencial y vió al presidente, que a la que abre la boca provoca huracanes y terremotos de cálculo impredecible o está de "starring" en la ya conocida saga de "elecciones, papeletas y la sombra de Flo".
Cupido tragó saliva y se dijo a si mismo: "bueno, bueno... creo que lo podré arreglar"
Pero cual fue su sorpresa que al bajar a los vestuarios observó a una plantilla que vive en una burbuja de apatía permanente y en la que además muchos no son o eran felices como Ronaldo, Beckham o más recientemente Robinho... y es que tal efecto ha provocado este maremoto, que incluso Cassano no come por depresión...que lástima - meditó Cupido.
Tanto problema junto colapsó al pobre Cupido que pensó que la solución en el cuadro merengue no estaba al alcance de sus aladas flechas. Fue tal el baile de sambito con posesión incluída que le produjo el Bernabeú que se dijo a si mismo: "Si por mucho que he querido no he conseguido que se enamorasen el Fary y Elle McPherson, que hago yo aquí..."
Y es que Cupido sabe que la fuerza del amor hace mucho, pero por mucho que él quiera, hay amores imposibles.

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