(Efe) El Fluminense brasileño ganó una histórica plaza para jugar su primera final de la Copa Libertadores tras vencer por 3-1 al actual campeón, el Boca Juniors argentino, que dominó pero no fue capaz de imponerse.
Washington (m.62), de tiro libre, el argentino Darío Conca (m.70), con un gol en el que intervino la suerte de un rebote en el defensor argentino Hugo Ibarra, y Dodó (m.91) fueron los verdugos de los 'xeneizes', para los que marcó su capitán, Martín Palermo.
Boca luchó hasta el final, pero sus delanteros estuvieron poco finos y no consiguieron darle la vuelta al empate a dos goles que había facturado en Fluminense en Buenos Aires hace una semana. La primera parte pareció que estaba escrita por el mismo guionista del partido de ida: a Boca le costó poco más de diez minutos tomar las riendas del partido, dominar la pelota a voluntad, mientras que el Fluminense no era capaz de hilar tres pases seguidos y dejaba a los argentinos rodar la pelota con fluidez.
Era como si todo el tinglado preparado por la afición carioca para amedrentar a los argentinos -un Maracaná abarrotado, ruidoso e inundado por una densa nube de polvo de talco- hubiera afectado más a los locales. Los hombres de Carlos Ischia no demostraron sufrir miedo escénico y salieron en busca del gol que los clasificaría para la gran final. Martín Palermo lo intentó por todos los medios, de tiro cruzado, de cabeza y con un remate a bocajarro que volvió a encontrar a un inspirado Fernando Henrique, tal y como ocurrió en Buenos Aires. En las varias oportunidades que los brasileños robaron el balón, subieron raudos al contraataque, pero la zaga 'xeneize' estuvo rápida a los cortes y abortó a tiempo las insurrecciones del 'Flu'.
Al comienzo de la segunda mitad, Boca continuó su asedio sin que el Fluminense diese señales de reacción. El portero Fernando Henrique frustró con una bella estirada el primero de los ataques de Boca, un tiro lejano y colocado de Rodrigo Palacio, pero nada pudo hacer con un remate de cabeza de Martín Palermo que ganó el premio a la insistencia.
Palermo esperaba solo en el segundo palo y únicamente tuvo que colocar la cabeza para empujar a gol un centro que le había servido teledirigido desde la banda Jesús Dátolo. Pero, ante la perplejidad de los cerca de 5.000 argentinos presentes en el graderío del Maracaná, el Fluminense le dio la vuelta al marcador en dos zarpazos consecutivos.
Primero y casi sin permitir que Boca celebrase el gol, en un saque de falta, Washington arreó un zapatazo prodigioso y le imprimió un efecto endiablado a la pelota, que voló por encima de la barrera y se coló al gol a centímetros del larguero. Después, Dodó armó un contraataque mortal, se la cedió al argentino Darío Conca, cuyo disparo se fue a las redes después de rebotar en la pierna del defensa Hugo Ibarra. Pablo Migliore nada pudo hacer.
Boca se volcó al ataque desquiciado, los nervios impidieron que afinara en el remate y abrió aún más espacios para las arremetidas de los cariocas. El partido estaba totalmente abierto y lo acabó rematando Dodó en el tiempo de descuento, tras un saque de córner, que le valió al 'Flu' alcanzar la primera final de su historia.
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