(Efe) El Boca Juniors argentino ganó por cuarta vez la Recopa Sudamericana de fútbol al empatar con el Arsenal bonaerense (2-2) el partido de vuelta por este trofeo, e iguala el récord del Milán italiano con 18 títulos internacionales. El equipo boquense, que había logrado una victoria por 1-3 en el encuentro de ida, repitió en 'La Bombonera' las conquistas de los años 1990 (ante el Atlético Nacional colombiano), 2005 (frente al Once Caldas también colombiano) y 2006 (en la final con el Sao Paulo brasileño).
El campeón pasó a dominar la situación antes de los diez minutos de juego, tras el tanto marcado por Rodrigo Palacio, pero se relajó y estuvo cerca de pagar un caro tributo en la segunda parte, cuando el Arsenal anotó dos goles y buscó la victoria, aunque quedó diezmado por las expulsiones del paraguayo Báez y el local Díaz. Ganaba el Arsenal por 1-2 y no le alcanzaba para ir a los penaltis. Igualmente Juan Román Riquelme logró el empate a los 92 minutos con un tiro libre.
La decisión del Arsenal de buscar un gol de entrada para reducir la diferencia en contra del partido anterior, puso en aprietos al portero boquense Mauricio Caranta en el comienzo del encuentro, pero ese plus con el que cuenta el equipo auriazul en choques internacionales decisivos allanó el camino a la victoria a los siete minutos. El juvenil Lucas Viatri, que al salir al campo sólo contaba con 56 minutos de rodaje en el primer equipo y debía sustituir al lesionado Martín Palermo, lanzó un centro desde la derecha y Palacio, de volea, abrió el marcador.
El Arsenal, con cuatro goles en contra, tres de ellos encajados en casa, tenía por delante 93 minutos para elaborar un milagro. Pero por si había dudas, el lateral boquense avisó a los 20, con un remate a un palo de la portería de Hugo IbarraCampestrini, de que 'La Bombonera' es un lugar poco propicio para los milagreros. Entonces se cayó el partido. Boca exhibió su título de propiedad sobre el balón y lo trasladó hacia los costados, sin arriesgar, ante la mirada displicente de los jugadores del conjunto de Sarandí, que cuando tuvieron alguna posibilidad de aprovechar errores del equipo local mostraron que estaban con la mente en otro lado.
Tan flojito y volátil era todo que a los 30 minutos Riquelme se acercó al defensa Matellán, del Arsenal, su compañero en el Boca Juniors cuando era dirigido por Carlos Bianchi, y le dio un abrazo y un beso fraternal, saludo que no habían podido concretar antes del comienzo del encuentro. El conjunto que dirige Daniel Garnero, que necesitaba goles más que nunca, perdió al punta Facundo Sava horas del encuentro por una lesión muscular y a Luciano Leguizamón al terminar el primer tiempo por un esguince de rodilla. Este fue sustituido por el guatemalteco José Contreras tras el descanso.
Boca Juniors no hacía acto de presencia en el campo en la segunda parte hasta que a Riquelme, a los 57, se le ocurrió sacarse de encima a dos rivales y ensayar un disparo que levantara un poco la temperatura del choque. A los 59, el Arsenal pensó que ya era de tiempo de intentar algo y alcanzó el empate a través de Sebastián Carrera. Pero si algo le faltaba al conjunto visitante era que le expulsaran a un jugador, lo cual se buscó el paraguayo Báez, que estuvo a punto de romper a Dátolo y a Riquelme, y que después de la segunda falta se tuvo que ir.
La displicencia y el relajamiento boquense tuvieron su castigo a los 69 minutos, cuando Matos anotó el segundo de Arsenal y puso a su equipo a un tanto de una tanda de penaltis. No era un milagro. Boca, a estas alturas un poco desorientado, estaba haciendo todo lo posible por animar a su rival a que soñara con una hazaña. No obstante, Arsenal volvió a sufrir otra baja por expulsión. Cristian Díaz fue amonestado por segunda vez a los 80 minutos, cuando su equipo, que se quedó con nueve jugadores, más lo necesitaba. Riquelme falló dos goles a los 86 y a los 89 minutos y Arsenal luchó hasta donde pudo. La estrella boquense, de tiro libre, marcó el tanto de la tranquilidad y la celebración.
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