El encuentro comenzó con susto para los blanquirrojos, porque en el minuto 1 le era anulado un gol a los locales, por fuera de juego del ex alavesista Brandán. Sin embargo, el Sevilla respondió pronto, y seis minutos más tarde Kanouté estrellaba un balón en el palo, que Navas no pudo remachar al fondo de la red.
Y es que, por mucha entrega que pusieran los rumanos, verdadera revelación de este Grupo H de la 'Champions', la superioridad de los sevillistas, que apenas reservaron a Luis Fabiano y Perotti en su once inicial, era evidente. Por eso, cuando aún no se había consumido el minuto 20 le tocaba a Negredo enviar, de cabeza, un segundo esférico a la madera, tras varios rechaces en el área del Unirea.
Todo apuntaba a que, pese al sesteo que mostraba en algunos momentos, fruto del cómodo dominio del que gozaba, el Sevilla 'mataría' el partido en cuanto acertara con la portería de un rival agazapado atrás. Sin embargo, el jarro de agua fría para los de Manolo Jiménez iba a llegar al filo del descanso, porque en el minuto 45 una falta lejana botada por el Unirea la culminaba Dragutinovic, marcando en propia puerta de forma incomprensible, ya que no había ningún delantero adversario que le encimara.
En la reanudación, el planteamiento que ya mostrara el Unirea en la primera mitad quedó aún más de manifiesto si cabe. Encerrados en su parcela, los hombres de Dan Petrescu sabían que le tocaba al Sevilla hacer todo el esfuerzo. Pero lo que pasó fue que los nervionenses, lejos de mejorar su rendimiento, perdieron la posesión del balón e incluso pudieron encajar otro gol al enviar Varga un peligroso remate a la media vuelta, bien detenido por Javi Varas.
Por si quedaban dudas sobre quién mandaba, el mismo Varga tenía de nuevo en sus botas el 2-0, pero envió el cuero al lateral de la red ante la salida de Varas. Así las cosas, Jiménez admitió que no le quedaba más remedio que aumentar su apuesta ofensiva, y puso sobre el verde a Luis Fabiano y Renato, en lugar de Capel y Lolo, en busca de la necesaria reacción.
Sin embargo, el paso de los minutos no traía mejoría para el juego sevillista, y ahora era Bilasco el que amenazaba de nuevo, con mucho peligro, la integridad del portal blanquirrojo. Por lo tanto, Jiménez metió más 'madera' e introdujo a Perotti, en el sitio del hoy gris Negredo. El argentino, pura velocidad en la banda zurda, tuvo en sus botas el empate a 10 minutos para la conclusión, aunque, en esta ocasión, le tocó blocar con seguridad al arquero del Unirea, Arlauskis.
Los últimos minutos fueron un verdadero zafarrancho del Sevilla, pero el Unirea no iba a dejar escapar un triunfo que le sitúa prácticamente en octavos de final, mientras que los sevillanos deberán esperar al choque de la última jornada ante el Glasgow Rangers para certificar su liderato de grupo.
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