El Atlético de Madrid sigue adelante en la Copa del Rey

(EP) El Atlético de Madrid consiguió clasificarse para las semifinales de la Copa del Rey tras vencer por 0-1 al Celta de Vigo en el partido de vuelta de cuartos de final, en el que destacó el uruguayo Diego Forlán, autor del único tanto del encuentro que sirvió para estirar el sueño colchonero en la competición del 'k.o.'

Los rojiblancos se han plantado en semifinales sin haber ganado a un sólo equipo de Primera en su trayectoria (Marbella, Recreativo y Celta). Los celestes no lo fueron por su condición de 'segunda', pero sí ejercieron de digno contrincante. Tan digno que fue tremendamente mejor en el choque de ida, donde no supo sacar tajada de las desgracias atléticas.

Ahí es experto el conjunto de Quique Sánchez Flores para hacerse grande. Tiene un don especial, apegado a su idisioncrasia, que le permite renacer de las cenizas y creer cuando parece que tiene todo perdido. Esta noche, en Balaídos, no destiló buen fútbol, pero sí firmó el gol que necesitaba, ése que puede justificar una temporada.

En semifinales le espera el Racing, que llega a la cita con la moral por las nubes. Para los atléticos será oasis en el camino, algo que demostraron ante un Celta notable. La mano de Eusebio ha dejado huella en este equipo, que concibe el fútbol de toque como el camino más corto para hacerse con la victoria.

Así le pasa, que sufre en Segunda --decimoséptimo clasificado--, pero que muere con sus principios y cuenta con jugadores de mucho talento. Es el caso de Trashorras, el autor del tanto en el partido de ida. El ex canterano madridista lo intentó de todas las maneras y llegó a conseguir un gol de falta que le fue anulado.

El árbitro de la contienda, Pérez Lasa, entendió que había pedido distancia para la barrera y echó atrás su lanzamiento. Para entonces, el Atlético ya ganaba 0-1 merced al gol de Forlán, que lo consiguió a los 26 minutos de partidos. El 'charrúa' batió a la perfección a Joel, que no pudo atajar el disparo por bajo del '7' atlético.

Esta fue la primera de un carrusel de ocasiones rojiblancas, la mayoría de ellas en botas de Forlán, que se hartó de fallar en la segunda mitad. El Celta intimidaba desde lejos, dando la sensación de su inofensividad, aunque siendo peligroso por el miedo que desprenden los colchoneros cuando se acerca el final del partido y la ventaja es mínima.

Pero acabó de esta manera. El Atlético sufrió, pero ganó y se citó en la siguiente ronda.