(Mundo) Antonio Cassano, lesionado según el Real Madrid, pero realmente apartado de la plantilla, se ha corrido al menos dos juergas de órdago nada más regresar a Roma. La primera la interrumpió la policía, tras las denuncias de los vecinos.
Según cuenta el sitio de Internet 'gazzetta.it', los agentes, alertados por vecinos escandalizados en la madrugada romana, irrumpieron en la mansión de Antonio Cassano y pararon la fiesta multitudinaria organizada por el jugador madridista, a la que habían acudido amigos y famosos de la farándula italiana. Consecuentemente, una multa cuantiosa al canto.
Su tobillo maltrecho, siempre según la versión oficial del club que le paga 4,2 millones de euros por temporada (y con contrato en vigor hasta 2010), soporta sin problemas ejercicios distintos a los que se someten sus compañeros, implicados en la conquista de un título de Liga.
El sábado pasado, tras el incidente con el vecindario, otro capítulo de su 'viva la vita'. En el estadio Santiago Bernabéu, el Real Madrid sudaba para imponerse al Deportivo de La Coruña y acercarse más al sueño de ganar un título tras un trienio sin cosecha. En la discoteca 'Gilda', uno de los templos de la diversión nocturna en Roma, Cassano entraba al choque con bellezas del cuché y compartía risas y tragos con amistades conocidas.
Dice la 'gazzetta.it' que "el procedimiento disciplinario" abierto por el Real Madrid a Cassano "ha sido como una liberación" para él. Pero también, haciéndose eco de lo que piensa el mundo del fútbol en su país, se preocupa por el desperdicio de un futbolista "talentoso" y clama, junto con su agente, Beppe Bozzo, por su rehabilitación como deportista.
Esta vez, el asunto divierte menos que el de su aparición en el Festival de San Remo con un ramo de 500 rosas rojas para la distinguida Michelle Hunziker, o sus bromas subidas de tono con el entrenador Fabio Capello. Se trata, para la opinión pública italiana, de salvar a uno de sus futbolistas más creativos.
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