(Efe) El modesto Basilea, el peor equipo de la UEFA Champions League, le bajó los humos a un desconocido Barça, que cedió un triste empate (1-1), no consiguió el objetivo de clasificarse para los octavos de final del torneo y acabó con su racha de 11 victorias logradas consecutivamente.
Todo fueron malas noticias para el equipo de Josep Guardiola, ya que en la segunda mitad se lesionó Andrés Iniesta, una rotura muscular que le mantendrá de baja durante seis semanas.
Y eso que con la entrada en juego de Leo Messi en la segunda mitad, parecían haberse solucionado todos los males del Barça. Al argentino le bastaron dos minutos (entró en el minuto 60 y marcó en el 62) para anotar, algo que hasta entonces no había conseguido su equipo.
Los barcelonistas se olvidaron del fútbol que los ha llevado a dominar la Liga española y la Liga de Campeones. Contagiados por el ultraconservadurismo del rival, el Barça tuvo que echar mano de Leo Messi y de Xavi Hernández, suplentes hoy, para darle otro aire al apático conjunto blaugrana, aunque eso no bastó para que los catalanes ganaran el encuentro.
Luego del 0-5 sufrido hace dos semanas en Basilea, los suizos decidieron colgarse del travesaño. Un arquero, un delantero y el resto distribuidos en dos líneas, el Barça parecía no tener apuro. No tenía su fútbol la velocidad de ejecución mostrada en los encuentros precedentes, le sobraba un toque en cada acción de ataque y ante el voluntarioso juego de los suizos, los de Guardiola decidieron no forzar la máquina.
Dejó fuera de la convocatoria el técnico azulgrana a Alves y Touré Yayá, y en el banco a Messi, Xavi y Eto'o. Con siete canteranos sobre el campo, con pocos aficionados en la grada, el Barça se contagió, sesteó, en un primer partido jugado sin tensión. A pesar de ello, los barcelonistas tuvieron varias ocasiones para marcar en el primer tiempo. La más clara por medio de Henry, en el minuto 5, en un remate que salió demasiado desviado sobre la meta de Costanzo. No tenía espacios el Barça, un equipo desconocido, que no jugó con velocidad ni tampoco sus jugadores buscaron desmarques, ni movilidad para sorprender a un temeroso rival.
Bojan Krkic, situado en el eje ofensivo, conectó un par de veces con Henry, aunque sin mucho éxito, mientras que el francés fue el delantero más activo. Tuvo el francés una gran oportunidad en un centro de Sylvinho que salvó Costanzo, mientras que la mejor opción del Barça fue por medio de Márquez, en un libro directo que buscó la escuadra derecha de la meta suiza.
El Basilea apenas tuvo presencia en ataque. Llegó con dos remates de cabeza de Ercig, después de sendos saques de esquina de Perovic, aunque la tarea de los de Gross era guardar su meta. Hasta que no apareció en escena Leo Messi, el partido fue plano. El argentino demostró su categoría. Salió en el minuto 60 y en la primera ocasión que tuvo, dos minutos más tarde, el argentino marcó. Fue una asistencia de Henry que Messi aprovechó para batir a su compatriota Costanzo. El gol, conseguido en el minuto 62, no varió los planes de unos y otros.
Los aficionados locales, los pocos que se dieron cita el martes en el Camp Nou, que registró la peor entrada de la temporada (49.479 espectadores), estaban más pendientes del estado físico de Andrés Iniesta, que tuvo que ser sustituido por Eto'o en el minuto 67, que del irreconocible juego de su equipo.
Las malas noticias se prolongaron al saber que Iniesta estará seis semanas de baja, pero no acabaron aquí, porque en la única aproximación del Basilea sobre la meta de Valdés, el Basilea marcó por medio de Derdiyok, quien cazó un centro desde la derecha de Carlitos. En el minuto 82 todo fueron prisas para el Barça. No llegó el gol y el Basilea, el rival con el que nadie contaba, sumó su primer punto en cuatro jornadas de la Champions. Los azulgrana se clasificaron matemáticamente para octavos de final, pero no se han asegurado la primera posición del grupo, después de la victoria del Sporting de Portugal ante el Shakhtar.
Todo fueron malas noticias para el equipo de Josep Guardiola, ya que en la segunda mitad se lesionó Andrés Iniesta, una rotura muscular que le mantendrá de baja durante seis semanas.
Y eso que con la entrada en juego de Leo Messi en la segunda mitad, parecían haberse solucionado todos los males del Barça. Al argentino le bastaron dos minutos (entró en el minuto 60 y marcó en el 62) para anotar, algo que hasta entonces no había conseguido su equipo.
Los barcelonistas se olvidaron del fútbol que los ha llevado a dominar la Liga española y la Liga de Campeones. Contagiados por el ultraconservadurismo del rival, el Barça tuvo que echar mano de Leo Messi y de Xavi Hernández, suplentes hoy, para darle otro aire al apático conjunto blaugrana, aunque eso no bastó para que los catalanes ganaran el encuentro.
Luego del 0-5 sufrido hace dos semanas en Basilea, los suizos decidieron colgarse del travesaño. Un arquero, un delantero y el resto distribuidos en dos líneas, el Barça parecía no tener apuro. No tenía su fútbol la velocidad de ejecución mostrada en los encuentros precedentes, le sobraba un toque en cada acción de ataque y ante el voluntarioso juego de los suizos, los de Guardiola decidieron no forzar la máquina.
Dejó fuera de la convocatoria el técnico azulgrana a Alves y Touré Yayá, y en el banco a Messi, Xavi y Eto'o. Con siete canteranos sobre el campo, con pocos aficionados en la grada, el Barça se contagió, sesteó, en un primer partido jugado sin tensión. A pesar de ello, los barcelonistas tuvieron varias ocasiones para marcar en el primer tiempo. La más clara por medio de Henry, en el minuto 5, en un remate que salió demasiado desviado sobre la meta de Costanzo. No tenía espacios el Barça, un equipo desconocido, que no jugó con velocidad ni tampoco sus jugadores buscaron desmarques, ni movilidad para sorprender a un temeroso rival.
Bojan Krkic, situado en el eje ofensivo, conectó un par de veces con Henry, aunque sin mucho éxito, mientras que el francés fue el delantero más activo. Tuvo el francés una gran oportunidad en un centro de Sylvinho que salvó Costanzo, mientras que la mejor opción del Barça fue por medio de Márquez, en un libro directo que buscó la escuadra derecha de la meta suiza.
El Basilea apenas tuvo presencia en ataque. Llegó con dos remates de cabeza de Ercig, después de sendos saques de esquina de Perovic, aunque la tarea de los de Gross era guardar su meta. Hasta que no apareció en escena Leo Messi, el partido fue plano. El argentino demostró su categoría. Salió en el minuto 60 y en la primera ocasión que tuvo, dos minutos más tarde, el argentino marcó. Fue una asistencia de Henry que Messi aprovechó para batir a su compatriota Costanzo. El gol, conseguido en el minuto 62, no varió los planes de unos y otros.
Los aficionados locales, los pocos que se dieron cita el martes en el Camp Nou, que registró la peor entrada de la temporada (49.479 espectadores), estaban más pendientes del estado físico de Andrés Iniesta, que tuvo que ser sustituido por Eto'o en el minuto 67, que del irreconocible juego de su equipo.
Las malas noticias se prolongaron al saber que Iniesta estará seis semanas de baja, pero no acabaron aquí, porque en la única aproximación del Basilea sobre la meta de Valdés, el Basilea marcó por medio de Derdiyok, quien cazó un centro desde la derecha de Carlitos. En el minuto 82 todo fueron prisas para el Barça. No llegó el gol y el Basilea, el rival con el que nadie contaba, sumó su primer punto en cuatro jornadas de la Champions. Los azulgrana se clasificaron matemáticamente para octavos de final, pero no se han asegurado la primera posición del grupo, después de la victoria del Sporting de Portugal ante el Shakhtar.
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