Los de Alex Ferguson se adelantaron pasado el cuarto de hora de juego y dominaron sin problemas la primera mitad. Durante este tramo, el Manchester dispuso de innumerables ocasiones para aumentar su ventaja, pero las intervenciones del guardameta español evitaron que la renta fuera a más.
Y es que aún no se había desperezado el partido cuando ambos equipos ofrecieron un entrante de lo que esperaba en los primeros 45 minutos: Wayne Rooney remataba un centro desde la derecha y ponía a prueba los reflejos de Almunia, que ya en el primer minuto de juego hacía gala de su inspiración para salvar los muebles del Arsenal.
Los 'diablos rojos' supieron ejercer de anfitriones y se hicieron con el dominio del balón desde el inicio. Con la calma necesaria afrontaron la presión del bloque londinense y evitaron que la posesión cayera en sus manos. Sin esférico, Cesc apareció desdibujado y Adebayor se convirtió en una isla inalcanzable.
El centrocampista catalán no dejó de ofrecerse en medio campo para intentar reactivar el juego de su equipo, pero la acertada defensa del Manchester ahogaba siempre los ánimos en la frontal del área. Todo lo contrario ocurría en campo contrario, donde el flanco derecho se convirtió en una fuente de constante peligro.
Mucha culpa de ello la tuvo John O'Shea. El lateral derecho olvidó sus problemas de tobillo para convertirse en un quebradero de cabeza para los zagueros de Wenger. No en vano, un remate a bocajarro de Carlos Tévez a centro suyo pudo convertirse en el primer tanto del partido, pero Almunia tiró de reflejos para posponer la celebración.
Aunque no durante mucho tiempo, pues en el córner posterior llegó el gol del United. O'Shea cambió su papel de asistente por el de rematador, y aprovechó el fallo de la defensa al despejar un centro de Carrick para rematar a gol. No fue la ocasión más clara de los 'red devils' pero sí resultó la más acertada.
El empuje del Manchester no cesaba y Almunia aparecía como la única resistencia posible. Desbordada la defensa, el cancerbero navarro se presentó como el héroe particular de los londinenses. Su rápida intervención a un cabezazo de Cristiano Ronaldo en el área pequeña evitó la que hubiera sido la sentencia.
Sólo al final de la primera parte, el Arsenal empezó a dar muestras de mejoría. La recuperación se confirmó con la salida de vestuarios, pero la falta de mordiente arriba les privó del empate. El medio del campo 'gunner' superó en la segunda mitad a sus rivales en la batalla, pero los de Wenger nunca lograron crear una verdadera sensación de peligro.
Poco más necesitó el Manchester para mantener al resultado. El vigente campeón de Europa se refugió en el contraataque y siguió generando ocasiones claras de gol que evitaron que el Arsenal se fuera hacia arriba en busca del empate. El equipo londinense fracasó en su tarea de construir un buen ataque, una laguna que deberá superar para darle la vuelta a la eliminatoria la próxima semana.
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