Los 96 fallecidos eran hinchas del Liverpool, por lo que el acto central del homenaje se celebró en el estadio de Anfield.
A las 15.06 hora local (14.06 GMT), la hora exacta a la que el árbitro decidió parar aquel partido, correspondiente a las semifinales de la FA Cup, las personas presentes en las gradas prácticamente llenas de Anfield guardaron dos minutos de silencio.
Varios sacerdotes leyeron uno a uno los nombres de los 96 muertos, víctimas del exceso de público en uno de los fondos de Hillsborough, estadio propiedad del Sheffield Wednesday, y una coral cantó a continuación el "You'll never walk alone" (Nunca caminarás solo), el himno no oficial del club de Liverpool.
Se encendió una vela por cada uno de los fallecidos y al término de los dos minutos de silencio las campanas de las iglesias de Liverpool repicaron en 96 ocasiones.
La plantilla de los Reds al completo participó en el homenaje, pocas horas después de que el equipo fuera eliminado en los cuartos de final de la UEFA Champions League por el Chelsea, tras un épico partido (4-4) que el Liverpool planteó como el mejor homenaje posible a las víctimas de Hillsborough.
Entre los oradores de la ceremonia estuvo Kenny Dalglish, jugador del Liverpool y entrenador del equipo el día de la tragedia, que leyó un fragmento de la Biblia: las lamentaciones de Jeremías.
"No pasa un día sin que pensemos cómo podía haber sido el mañana de los desaparecidos, sin que sintamos la necesidad de que se haga justicia en su nombre y en el nuestro", dijo el obispo.
Las asociaciones de familiares reclaman desde hace años responsabilidades penales por una tragedia cuya investigación se cerró sin una sola sanción para los responsables de velar por la seguridad de un partido considerado de máximo riesgo. La actuación de la policía fue criticada por testigos y supervivientes del suceso, que aseguran que los agentes tardaron demasiado en abrir las vallas del fondo contra el que se aplastaban cientos de aficionados por pensar que se trataba de una pelea entre hooligans y que impidieron la entrada de las ambulancias. Parte de los aficionados presentes en Anfield abuchearon al ministro de Cultura, Andy Burnham, quien intervino en el homenaje en nombre del primer ministro británico, Gordon Brown. Burnham manifestó que la tragedia cambió la Historia del fútbol inglés, supuso "el fin de una era de mal tratamiento a los hinchas" y contribuyó a que el fútbol sea hoy un espectáculo "más seguro".
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