Klinsmann no alcanzó a terminar su primera temporada en el Bayern, a donde llegó en plan de gran reformista y en medio del escepticismo de buena parte de los tradicionales seguidores del club bávaro. Los irregularidad que mostró el equipo a lo largo de la temporada agravó las cosas para Klinsmann, y en las últimas jornadas se tuvo incluso la sensación de que el equipo no respaldaba al entrenador.
El Bayern marcha actualmente tercero en la clasificación a tres puntos del líder Wolfsburgo y todavía tiene opciones de alcanzar el título, pero el ánimo anda por los suelos. Los gritos de "Klinsmann go Home" y las pancartas con los datos de un billete de ida a California se convirtieron, desde las derrotas ante el Wolfsburgo y el Barcelona, en parte del ambiente normal de los partidos del Bayern.
Con la marcha de Klinsmann, que estuvo diez meses en el cargo, se espera que haya una sacudida en el equipo y que Heynckes ayude a asegurar al menos uno de los tres primeros lugares y la clasificación a la Liga de Campeones. De momento, Heynckes es visto como una solución para la recta final del torneo -faltan cinco jornadas- y se espera que el Bayern contrate un nuevo entrenador para la próxima temporada.
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