Sin embargo, fueron los hombres que dirige Otto Pfister quienes comenzaron con mayor ímpetu en ataque. Camerún encontró en la banda derecha un filón por el que poner en apuros al equipo egipcio, pero carecieron de acierto a la hora de contactar con Samuel Eto'o, que a pesar de ser su mejor arma en ataque, estuvo muy sólo arriba.
La lesión de Alexander Song permitió a Egipto tomar la iniciativa y disponer de las mejores ocasiones de la primera parte, alcanzando un dominio que no cesaría en lo que restaba de final. Sin embargo, la seguridad bajo palos de un gran Carlos Kameni desbarató las oportunidades de las que dispusieron los vigentes campeones para adelantarse en el electrónico.
Al igual que ocurriera al comienzo del encuentro, Camerún salió del vestuario en busca de la portería defendida por Al Hadari, que antes del descanso había dado el susto tras un choque con Eto'o pero según avazó el partido, Egipto volvió a llevar la manija.
Sólo un inspirado Kameni y los palos evitaban el primer tanto de unos ''faraones'' que conquistaron el terreno del juego ante la pasividad de los ''leones indomables'', que sólo intentaron tímidamente la reacción con la entrenada de Mbami.
La inercia del partido acabó por precipitar el gol de la victoria para los de Hassan Sehata. Un fallo de entendimiento de la zaga camerunesa y un incomprensible error de Rigobert Song, junto con la lucha de Zidan, concedieron a Mohamed Aboutrika un balón en franca posición que no desperdició.
Camerún intentó el empate a la desesperada con balones en largo, pero no llegó a inquietar la portería defendida por Al Hadari. Finalmente, un sólo tanto de Aboutrika fue suficiente para derrotar a Camerún, que hasta el momento sólo había perdido una final de la Copa, también contra Egipto.
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