En el momento crucial de la temporada, el equipo blanco pierde su fiabilidad, sobre todo se deshace en defensa. Ni siquiera la solución urgente de Heinze le sirvió a Schuster, aunque el argentino cuajó un gran partido.
El Roma apenas remató, pero cuando lo hizo acertó de pleno. Dos goles que recibió en el Olímpico el Real Madrid como en cuatro de los últimos cinco partidos y que les pone en serias dificultades. Los de Spalletti acrecentaron las dudas que se ciernen sobre el equipo blanco, al que le cuesta ganar paradójicamente cuando mejor juega.
Los blancos rayaron a un gran nivel en varias fases del encuentro e incluso el marcador podía haber variado con una mayor definición. El Roma le ganó utilizando su estrategia más habitual, la del contragolpe, y aprovechando ciertas debilidades presentes históricamente en la zaga 'merengue'.
Un error de Heinze o un acierto de Totti permitió a Mancini encarar y superar a Casillas y terminar de darle la vuelta a un marcador que había inaugurado el Real Madrid, como le sucedió ante el Real Betis, y que había igualado Pizarro en un balón suelto dentro del área.
Lo había estrenado Raúl, desviando un disparo desde la frontal de Guti a los ocho minutos, después de superar los agobios iniciales. El gol no amilanó al equipo romano. El campo pareció alargarse, sin presencia en la zona ancha y sí en las áreas. Pudo haber obtenido tajada de ese pulso el equipo de Schuster con un remate de cabeza de Raúl a centro de Robben.
El holandés protagonizó el mejor partido que se le recuerda. Veloz, desequilibrante y con intención en su juego. Sus cabalgadas oxigenaron los argumentos ofensivos de los blancos, pero les faltó tino.
Era ya un partido de golpes, sin que ninguno fuera a la lona. Ni siquiera cuando Mancini hizo el segundo porque el Real Madrid se mantuvo en pie e intentó el empate aunque sin excesivos recursos. Guti trataba de hilar desde demasiado lejos y Raúl no encontraba ni huecos ni oxígeno para intimidar al rival.
Aún así Van Nistelrooy estrelló en el balón en el palo y Sergio Ramos lanzó dos buenos disparos desde la frontal, pero sin acierto. El Roma se atrincheró y al Real Madrid le entraron las prisas porque veía ya la derrota. Un nuevo tropiezo, el tercero en los últimos cuatro partidos aunque en este caso a la eliminatoria le resta todavía un segundo acto y con el apoyo del Bernabéu europeo.
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