(Efe) El Villarreal de Manuel Pellegrini, a pesar del 1-0 en contra se puede dar por satisfecho, ya que el Zenit se mostró muy superior y mereció una renta mayor.
El equipo ruso, diseñado por el entrenador holandés Dick Advocaat a base del talonario de la empresa energética Gazprom, demostró que no es el campeón de su país por casualidad y que es un rival muy a tener en cuenta, ya que con el de hoy acumula 22 partidos europeos invicto en su feudo.
Ambos equipos se mostraron mucho respeto en los primeros compases del encuentro sobre el patatal que era el césped del estado Petrovski. Los dos primeros avisos llegaron por mediación de dos libres directos lanzados por el ruso Nihat Kahveci y Tymoschuk, que obligaron a lucirse a los guardametas.
Los rusos se aclimataron mejor al estado del terreno de juego y dominaron el encuentro. Con un buen trato de balón, provocaron que el Villarreal se sintiese incómodo y perdiera muy pronto sus posesiones.
Pese al mal juego de su equipo, Nihat estuvo listo en el ecuador de este periodo para aprovechar un error de la zaga rusa, pero no estuvo tan afortunado en su mano a mano con el portero Malafeev. Apenas un minuto después, de nuevo la tuvo el goleador turco, pero falló otra vez en la definición.
El conjunto ruso no se amilanó pese a los dos zarpazos del Villarreal y en un rápido contragolpe pudo marcar el primero de no ser por otra gran intervención de Diego López a disparo de Pogrebnyak.
El equipo dirigido por Advocaat pasaba por encima del Villarreal, pero fallaba en el último pase, lo que permitió a los españoles alcanzar los vestuarios con el empate inicial.
En la reanudación, el Zenit redobló su dominio ante un Villarreal que tuvo que multiplicarse en defensa para impedir que los rusos batieran a un Diego López, que de nuevo se erigía en el héroe de su equipo.
Sin embargo, un clamoroso error del meta español iba a empañar su actuación, al no acertar a despejar con el pie un balón, lo que permitió a Pogrebnyak marcar el primer y único gol del partido (m.62).
Manuel Pellegrini intentó que su equipo reaccionara y dio entrada primero al delantero italiano Giuseppe Rossi y después al danés Jon Dahl Tomasson, para dotar de una mayor presencia ofensiva a su equipo.
El técnico chileno consiguió su objetivo. El Villarreal comenzó a tener una mayor posesión, lo que unido a la rapidez de Rossi y los desmarques de Tomasson empezaron a poner en problemas a los locales, que pasaron por agobios en los minutos finales, aunque consiguieron mantener su mínima renta para afrontar el partido de vuelta.
El equipo ruso, diseñado por el entrenador holandés Dick Advocaat a base del talonario de la empresa energética Gazprom, demostró que no es el campeón de su país por casualidad y que es un rival muy a tener en cuenta, ya que con el de hoy acumula 22 partidos europeos invicto en su feudo.
Ambos equipos se mostraron mucho respeto en los primeros compases del encuentro sobre el patatal que era el césped del estado Petrovski. Los dos primeros avisos llegaron por mediación de dos libres directos lanzados por el ruso Nihat Kahveci y Tymoschuk, que obligaron a lucirse a los guardametas.
Los rusos se aclimataron mejor al estado del terreno de juego y dominaron el encuentro. Con un buen trato de balón, provocaron que el Villarreal se sintiese incómodo y perdiera muy pronto sus posesiones.
Pese al mal juego de su equipo, Nihat estuvo listo en el ecuador de este periodo para aprovechar un error de la zaga rusa, pero no estuvo tan afortunado en su mano a mano con el portero Malafeev. Apenas un minuto después, de nuevo la tuvo el goleador turco, pero falló otra vez en la definición.
El conjunto ruso no se amilanó pese a los dos zarpazos del Villarreal y en un rápido contragolpe pudo marcar el primero de no ser por otra gran intervención de Diego López a disparo de Pogrebnyak.
El equipo dirigido por Advocaat pasaba por encima del Villarreal, pero fallaba en el último pase, lo que permitió a los españoles alcanzar los vestuarios con el empate inicial.
En la reanudación, el Zenit redobló su dominio ante un Villarreal que tuvo que multiplicarse en defensa para impedir que los rusos batieran a un Diego López, que de nuevo se erigía en el héroe de su equipo.
Sin embargo, un clamoroso error del meta español iba a empañar su actuación, al no acertar a despejar con el pie un balón, lo que permitió a Pogrebnyak marcar el primer y único gol del partido (m.62).
Manuel Pellegrini intentó que su equipo reaccionara y dio entrada primero al delantero italiano Giuseppe Rossi y después al danés Jon Dahl Tomasson, para dotar de una mayor presencia ofensiva a su equipo.
El técnico chileno consiguió su objetivo. El Villarreal comenzó a tener una mayor posesión, lo que unido a la rapidez de Rossi y los desmarques de Tomasson empezaron a poner en problemas a los locales, que pasaron por agobios en los minutos finales, aunque consiguieron mantener su mínima renta para afrontar el partido de vuelta.
En el otro encuentro de los españoles, un tanto en el descuento del argentino Ismael Blanco privó del triunfo al Getafe, que gracias al tanto marcado por Rubén de la Red, se sitúa a un paso de los octavos de final de la Copa de la UEFA, a expensas de rubricar la clasificación con la visita al Coliseum Alfonso Pérez del AEK, un equipo que languidece y que se encuentra en evidente estado crítico.
El conjunto de Michael Laudrup, que efectuó cuatro cambios respecto al once habitual, entre ellos el del centrocampista madrileño, además de la baja de Esteban Granero, suspendido por acumulación de tarjetas, pudo obtener un premio mayor a poco que hubiera intensificado algo sus intenciones ofensivas. El Getafe desperdició una ocasión única de rentabilizar las penurias del AEK Atenas. El conjunto heleno está inmerso en una evidente cuesta abajo que ya le costó la pérdida del liderato de la competición de su país, que ostentó durante la mitad del curso. Fuera Lorenzo Serra Ferrer como técnico, el griego Nikos Kostenoglu, el responsable provisional, se esforzó en tocar "el alma de sus futbolistas" tal y como advirtió en la víspera. El espíritu del que carecen los jugadores del AEK es palpable.
El cambio en el timón no pareció mejorar el aspecto de un equipo triste. El Getafe desconfió en exceso del mal estado de su adversario. Tanto que prefirió la prudencia a la determinación. Eso permitió al AEK salir vivo en la primera parte, a pesar de que el equipo de Michael Laudrup tuvo ocasiones de sobra para ensañarse con los griegos. Las más evidentes salieron de las botas de Javier Casquero. La primera a los tres minutos, con un disparo desde la frontal del área marca de la casa. Más diáfana, la última, al borde del descanso. Cuando aprovechó un balón suelto en la media luna para encarar al meta brasileño Marcelo Moretto. Con toda la puerta para él, su lanzamiento salió pegado al poste derecho del portero.
Entre una y otra, una aproximación del nigeriano Ikechukwu Uche y un remate de Pablo Hernández muy lejos de la meta del argentino Roberto Pato Abbondanzieri, elegido como titular por Laudrup. La elección del técnico danés para cubrir los palos fue un nuevo golpe para Óscar Ustari, que parecía haber recuperado la confianza del preparador. El entrenador ha dejado claro que a la hora de la verdad, el suplente no tendrá opciones.
El AEK mantuvo el tipo en la primera parte. La falta de continuidad del Getafe estimuló, incluso, sus intenciones. Incluso, durante unos minutos llegó a encerrar a los madrileños. Fue cuando Pantelis Kafes lanzó desviado y cuando el brasileño Gustavo Manduca amenazó en serio con un mano a mano ante el meta visitante que ni siquiera se orientó hacia los tres palos. La reanudación estuvo marcada por la aparatosa caída de Jaime Gavilán. En un salto a por un balón fue desestabilizado por un zaguero griego. Cayó de cabeza, con el cuello doblado. Con precaución le fue implantado un collarín y sacado del césped en camilla. David Cortés ocupó su sitio.
Y el error del defensa metió en un lío a su equipo, que Abbondanzieri desbarató ante el acoso del portugués Manú. El luso tuvo la mejor ocasión del AEK. En un contraataque, tiró alto cuando estaba solo ante el meta argentino del Getafe. Después llegó el tanto de De la Red a tres minutos del cierre. El madrileño remachó a Moretto cuando se encontró con un balón en el corazón del área helena tras una jugada de Manu del Moral.
Sin embargo, el AEK, puro corazón, no desperdició la última acción del partido. El argentino Blanco, segundo máximo anotador de la Liga Griega tras el serbio Darko Kovacevic, rentabilizó, de tacón, un barullo en la zona de Abbondanzieri.
El conjunto de Michael Laudrup, que efectuó cuatro cambios respecto al once habitual, entre ellos el del centrocampista madrileño, además de la baja de Esteban Granero, suspendido por acumulación de tarjetas, pudo obtener un premio mayor a poco que hubiera intensificado algo sus intenciones ofensivas. El Getafe desperdició una ocasión única de rentabilizar las penurias del AEK Atenas. El conjunto heleno está inmerso en una evidente cuesta abajo que ya le costó la pérdida del liderato de la competición de su país, que ostentó durante la mitad del curso. Fuera Lorenzo Serra Ferrer como técnico, el griego Nikos Kostenoglu, el responsable provisional, se esforzó en tocar "el alma de sus futbolistas" tal y como advirtió en la víspera. El espíritu del que carecen los jugadores del AEK es palpable.
El cambio en el timón no pareció mejorar el aspecto de un equipo triste. El Getafe desconfió en exceso del mal estado de su adversario. Tanto que prefirió la prudencia a la determinación. Eso permitió al AEK salir vivo en la primera parte, a pesar de que el equipo de Michael Laudrup tuvo ocasiones de sobra para ensañarse con los griegos. Las más evidentes salieron de las botas de Javier Casquero. La primera a los tres minutos, con un disparo desde la frontal del área marca de la casa. Más diáfana, la última, al borde del descanso. Cuando aprovechó un balón suelto en la media luna para encarar al meta brasileño Marcelo Moretto. Con toda la puerta para él, su lanzamiento salió pegado al poste derecho del portero.
Entre una y otra, una aproximación del nigeriano Ikechukwu Uche y un remate de Pablo Hernández muy lejos de la meta del argentino Roberto Pato Abbondanzieri, elegido como titular por Laudrup. La elección del técnico danés para cubrir los palos fue un nuevo golpe para Óscar Ustari, que parecía haber recuperado la confianza del preparador. El entrenador ha dejado claro que a la hora de la verdad, el suplente no tendrá opciones.
El AEK mantuvo el tipo en la primera parte. La falta de continuidad del Getafe estimuló, incluso, sus intenciones. Incluso, durante unos minutos llegó a encerrar a los madrileños. Fue cuando Pantelis Kafes lanzó desviado y cuando el brasileño Gustavo Manduca amenazó en serio con un mano a mano ante el meta visitante que ni siquiera se orientó hacia los tres palos. La reanudación estuvo marcada por la aparatosa caída de Jaime Gavilán. En un salto a por un balón fue desestabilizado por un zaguero griego. Cayó de cabeza, con el cuello doblado. Con precaución le fue implantado un collarín y sacado del césped en camilla. David Cortés ocupó su sitio.
Y el error del defensa metió en un lío a su equipo, que Abbondanzieri desbarató ante el acoso del portugués Manú. El luso tuvo la mejor ocasión del AEK. En un contraataque, tiró alto cuando estaba solo ante el meta argentino del Getafe. Después llegó el tanto de De la Red a tres minutos del cierre. El madrileño remachó a Moretto cuando se encontró con un balón en el corazón del área helena tras una jugada de Manu del Moral.
Sin embargo, el AEK, puro corazón, no desperdició la última acción del partido. El argentino Blanco, segundo máximo anotador de la Liga Griega tras el serbio Darko Kovacevic, rentabilizó, de tacón, un barullo en la zona de Abbondanzieri.
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