(Efe) La selección sub 19 de fútbol de España se despidió el jueves del Europeo tras ser superada por 1-0 por Hungría, en un encuentro en el que los españoles no supieronn imponer su calidad y acabaron con lágrimas en los ojos, en especial Emilio N'Sue, después de fallar dos ocasiones claras.
El triunfo no entiende de épocas ni edades. Si hace pocas semanas la absoluta lograba acabar con más de cuarenta años de sequía y alzaba la Copa de Europa en Austria, el mismo país que hace un año vio como los "pequeños" españoles vencían en el Europeo, la República Checa fue escenario del final, al menos por un año, del reinado de España en las categorías inferiores.
Ya en los primeros compases del encuentro se vio a una Hungría más incisiva, que presionaba la salida del balón de España y no permitía triangular a los jugadores del equipo entrenado por Ginés Meléndez. Los húngaros habían aprendido bien la lección de Alemania y buscaban continuamente la referencia de sus dos delanteros, Németh y Koman, a partir de la segunda línea.
Con sus movimientos y continuos desmarques, Németh fue una pesadilla para una defensa española mermada por la lesión de César Ortíz ante del partido y la reconversión de Lillo de lateral a central, incapaces de contener los ataques del habilidoso jugador húngaro. En el min. 25 Németh dispuso de una doble ocasión que estuvo a punto de hacer subir el primer gol del partido.
Si es cierto que España mostraba una actitud más positiva que en el primer encuentro, también lo es que la ansiedad por el resultado aumentaba a medida que pasaba los minutos.
En la medular, la creatividad española brillaba por su ausencia. Parejo seguía desaparecido y no lograba conectar con Camacho y Fran Mérida, lo que era aprovechado por Hungría para lanzarse al contraataque.
Tras media hora de tanteo por parte de los dos equipos, se inició un intercambio de golpes en el que lo más destacado por parte de los nuestros fue un pase de Parejo entre los centrales húngaros que N'Sue mandó por encima de la portería defendida por Gulácsi.
Ginés Meléndez parecía no estar contento con lo que estaba viendo en el terreno de juego y, ante la falta de profundidad del juego español, no dejaba de dar indicaciones a sus hombres
Un error defensivo propició un remate de Gosztonyi al que no llegó Németh por muy poco. La respuesta del combinado español no se hizo esperar e Iván Bolado tuvo en su cabeza abrir el marcador, pero su remate se marchó a la derecha de la portería húngara.
Tras el descanso, el entrenador español decidió dar entrada a Jordi Alba, la joven perla de la cantera del Valencia y así asegurarse una mayor salida por las bandas. Sin embargo, poco a poco España se fue metiendo atrás, al mismo tiempo que Hungría se adueñaba del balón.
El peligro de Hungría se basaba en sus dos delanteros y de una combinación entre ambos va a nacer el primer y único gol del encuentro. Corría el minuto 70 cuando Nagy mandaba a la red el balón después de un mal despeje del arquero del Atlético de Madrid, De Gea, que ya había cometido otro error similar en el primer partido ante Alemania.
El gol fue un mazazo para España, que en los minutos finales se volcó contra la portería húngara con la esperanza de encontrar una respuesta inmediata y alimentar así sus posibilidades de dar la vuelta al partido.
Las ocasiones llegaron, y por partida doble, pero esta vez la suerte no estuvo con España y Emilio N'Sue mandó al limbo las ilusiones de una generación que el año que viene intentará recuperar su trono, ése que nunca debió perder.
La selección española ya había perdido ante Alemania y por eso se despidió del torneo. Ahora sólo le queda un encuentro con Bulgaria antes de la despedida.
El triunfo no entiende de épocas ni edades. Si hace pocas semanas la absoluta lograba acabar con más de cuarenta años de sequía y alzaba la Copa de Europa en Austria, el mismo país que hace un año vio como los "pequeños" españoles vencían en el Europeo, la República Checa fue escenario del final, al menos por un año, del reinado de España en las categorías inferiores.
Ya en los primeros compases del encuentro se vio a una Hungría más incisiva, que presionaba la salida del balón de España y no permitía triangular a los jugadores del equipo entrenado por Ginés Meléndez. Los húngaros habían aprendido bien la lección de Alemania y buscaban continuamente la referencia de sus dos delanteros, Németh y Koman, a partir de la segunda línea.
Con sus movimientos y continuos desmarques, Németh fue una pesadilla para una defensa española mermada por la lesión de César Ortíz ante del partido y la reconversión de Lillo de lateral a central, incapaces de contener los ataques del habilidoso jugador húngaro. En el min. 25 Németh dispuso de una doble ocasión que estuvo a punto de hacer subir el primer gol del partido.
Si es cierto que España mostraba una actitud más positiva que en el primer encuentro, también lo es que la ansiedad por el resultado aumentaba a medida que pasaba los minutos.
En la medular, la creatividad española brillaba por su ausencia. Parejo seguía desaparecido y no lograba conectar con Camacho y Fran Mérida, lo que era aprovechado por Hungría para lanzarse al contraataque.
Tras media hora de tanteo por parte de los dos equipos, se inició un intercambio de golpes en el que lo más destacado por parte de los nuestros fue un pase de Parejo entre los centrales húngaros que N'Sue mandó por encima de la portería defendida por Gulácsi.
Ginés Meléndez parecía no estar contento con lo que estaba viendo en el terreno de juego y, ante la falta de profundidad del juego español, no dejaba de dar indicaciones a sus hombres
Un error defensivo propició un remate de Gosztonyi al que no llegó Németh por muy poco. La respuesta del combinado español no se hizo esperar e Iván Bolado tuvo en su cabeza abrir el marcador, pero su remate se marchó a la derecha de la portería húngara.
Tras el descanso, el entrenador español decidió dar entrada a Jordi Alba, la joven perla de la cantera del Valencia y así asegurarse una mayor salida por las bandas. Sin embargo, poco a poco España se fue metiendo atrás, al mismo tiempo que Hungría se adueñaba del balón.
El peligro de Hungría se basaba en sus dos delanteros y de una combinación entre ambos va a nacer el primer y único gol del encuentro. Corría el minuto 70 cuando Nagy mandaba a la red el balón después de un mal despeje del arquero del Atlético de Madrid, De Gea, que ya había cometido otro error similar en el primer partido ante Alemania.
El gol fue un mazazo para España, que en los minutos finales se volcó contra la portería húngara con la esperanza de encontrar una respuesta inmediata y alimentar así sus posibilidades de dar la vuelta al partido.
Las ocasiones llegaron, y por partida doble, pero esta vez la suerte no estuvo con España y Emilio N'Sue mandó al limbo las ilusiones de una generación que el año que viene intentará recuperar su trono, ése que nunca debió perder.
La selección española ya había perdido ante Alemania y por eso se despidió del torneo. Ahora sólo le queda un encuentro con Bulgaria antes de la despedida.
No comments:
Post a Comment