Friday, June 20, 2008

Ave Caesar, los que van a morir por ti te saludan....

Estrecho y frío es el pasillo que lleva a la arena romana. Bajo una larga y angosta escalera espera su momento el gladiador, eligiendo las armas de combate que le harán triunfar en la batalla. Un sudor frío corre por su cuerpo mientras trata de huír del miedo que le persigue ante las fieras con las que tendrá que luchar en unos pocos minutos. Mientras sube las escaleras, sueña con el griterio y bullicio del pueblo romano a su alrededor, mientras pétalos de rosas llueven del cielo, engrandeciendo su dolorida figura al final del combate.

He aquí que se haya el mal llamado "pivote defensivo". Me hago eco de las declaraciones de Luis Aragonés en las que decía que Gattuso no podría ser una referencia en la azzurra. Cierto es que Gattuso no es la referencia en la escuadra italiana pero desde luego, y como él, muchos jugadores de sus características han ayudado a triunfar a bloques y escuadras a lo largo de la historia del fútbol.

Sin ser yo un admirador de la figura del mediocentro defensivo, e de reconocer sus méritos. Saben que no son jugadores técnicamente agraciados pero compensan esa falta de brillo con trabajo oscuro y desagradecido del que nunca (o casi nunca) nadie se acuerda. Disfrutan de un sexto sentido para colocarse en defensa vaciándose físicamente, saben replegarse esperando al contrario e incluso, muchos de ellos mueven el balón con sentido.

Y es que, a pesar de que muchos crean que es una figura que ha aparecido hace poco, el mal llamado pivote, lleva trabajando en la arena del circo romano desde la creación del Imperio.
Selecciones de renombre y de lustro brillante y reconocido, han disfrutado de alguno de estos gladiadores.

Cuando Jules Rimet, decidió en el nombre de la FIFA, crear el Mundial de Fútbol, los gladiadores romanos ya paseaban sus espadas y escudos por los circos del excelso Imperio. La Italia bicampeona del 34 y 38, la rocosa Alemania Federal de la postguerra, la magia de la Brasil de la década de los 60', la Argentina de Maradona o la Italia de Rossi, la Carioca de los 90' o la última generación azzurra campeona en el 06', deben parte de su éxito a la siempre denostada figura del mediocentro defensivo.

Y es que la lista de gladiadores que han perecido y luchado con honor en el circo romano no tiene fin: Gattuso, Jeremies, Mauro Silva, Deschamps, Vieira, Mazinho, Makelele, Ince, Scirea, Redondo, Cerezo, Tresor, Hierro, Beckenbauer, Jansen y un largo etc...
Todos ellos han dado lo mejor de si para engrandecer hombres (y a nombres) de su selecciones, mientras sus figuras caían en el olvido o incluso, desplomadas bajo la arena romana.

He aquí la triste y solitaria vida del gladiador. Un hombre con una vida exenta de elogios y en la que su única y no menos importante meta final, es la de ser libre. Dicha libertad se la dará el Caesar en nombre de la plebe con una espada simbólica y un escrito en el que su libertad quedará reflejada por los siglos de los siglos...

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