Sunday, November 29, 2009

El Derbi - Ibrahimovic tumba al R. Madrid


(As) De pegada sin fútbol construyó el Madrid su liderato y con fútbol sin pegada lo entregó en el Camp Nou, frente a un Barça que no fue mejor ni tuvo mejores ocasiones pero sí más puntería. Esa aritmética tras la que se parapetó Pellegrini tantas veces fue en esta ocasión el refugio de Guardiola. Su Balón de Oro del clásico acabó siendo Puyol, con tres cruces providenciales.

Vale quitarle importancia a Cristiano para no arrugar la moral de la tropa cuando falta, pero hay un Madrid con él y otro sin él. Contagiado de su energía y su agitación, el equipo de Pellegrini le disputó desde el principio el centro del cuadrilatero al Barça cuando sólo se esperaba que sacase alguna mano buscando el KO.

El clásico tuvo un arranque feroz y extraordinariamente táctico, porque Pellegrini tiró la zaga arriba, aunque sin una presión excesivamente agresiva. Eso redujo el escenario de operaciones a treinta metros y el Barça va a menos con las estrecheces de espacio. No sólo porque sus llegadores deben arrancar de más atrás, sino porque sus lanzadores, Xavi e Iniesta, instigadores de su fútbol milagroso, se sienten más acosados en la búsqueda del último pase.

La traducción de la estrategia sobre el once fue que Pellegrini dejó a un semigaláctico, Benzema, en el banquillo para aprovechar un futbolista con menos gol pero más actividad, Higuaín. Y esta vez sí puso en blanco sobre verde esa ocupación efectiva de las bandas, con Marcelo permanentemente en la izquierda y Cristiano entrando al relevo en las galopadas de Sergio Ramos por la derecha. El resto lo puso Lass, cerrando aquí y allá, convirtiéndose en cierre plenipotenciario del equipo blanco. Guardiola reservó a Ibrahimovic, que sólo estaba para un tiempo, esperando que al Madrid le madurase la fatiga.

Durante más de media hora, el hasta entonces líder se sintió moderadamente cómodo y dominador, tiempo suficiente para encontrar, y desperdiciar, una oportunidad de platino. Ocurrió en el minuto 19. Kaká bordeó el área y aguantó un par de empellones hasta que amaneció a su derecha Cristiano Ronaldo, lanzado y sin marca. El portugués lo vio tan fácil que quiso cruzar sin demasiada potencia con la derecha y Valdés metió un pie que le pareció sagrado al Camp Nou.

Antes y después, el Madrid había llegado e impuesto respeto ante un Barça más trabajador que brillante, lo que también habla bien de su empeño y capacidad de sacrificio. Casillas detuvo sin apelar a la santidad que le atribuye el Bernabéu dos remates cruzados y sin veneno de Henry e Iniesta. Y Marcelo cerró el reparto de oportunidades con un remate tardío y tras un mal control que no dio con la puerta. Antes de irse al descanso, el Barça se acercó a su mejor versión y encadenó diez minutos de asalto que tampoco tuvieron un gran efecto intimidatorio, aunque hicieron el campo más largo, la peor de las amenazas para los de Pellegrini.



Ese arrimón antes del intermedio dio pistas al Barça, que volvió en picado del descanso, entregándose a Iniesta, Xavi, Busquets, Messi... e Ibrahimovic. El sueco entró, vio cómo Higuaín perdía la segunda gran ocasión blanca por un cruce providencial de Puyol y, casi a continuación, empalmó de izquierda en el segundo palo un centro muy llovido de Alves para poner el partido donde quería Guardiola. Faltaría más después de pagar 45 millones más Etoo, que diría Pep.

Y con el Barça cuesta abajo, giró de nuevo el partido cuando Busquets cortó con la mano un contragolpe y vio la segunda cartulina amarilla, con media hora por delante. Y entonces saltaron las costuras del partido, que pasó de táctico a emocional. Cristiano perdió un gol hecho y reclamó un penalti por empujón de Piqué no demasiado contundente pero real antes de marcharse agotado; el propio Piqué respondió con igual resultado y Puyol rodó por enésima vez para interponerse entre un remate del recién entrado Benzema y la red.

No le fue mal al Barça en el cuerpo a cuerpo, porque jugó también con la desesperación del Madrid, más vulnerable a campo abierto. Y así, sufriendo, viendo cómo Benzema erraba a dos metros de puerta, cómo Raúl percutía una y otra vez contra su zaga y cómo Casillas le sacaba un balón imposible a Messi, aguantó hasta el final y ganó a los puntos. Hay cambio de líder, pero también hay Liga.

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