(As) Tal día como hoy pero hace 25 años arrancó el Mundial de España. Fue en el Camp Nou y Argentina, en la que comenzaba a aparecer un jovencísimo Maradona, cayó para sorpresa general ante Bélgica (0-1) con gol de Vandenbergh. Un torneo que sirvió para que el país se estrenara en la organización de eventos de tal magnitud, pero que a la vez fue un símbolo social de la recién estrenada democracia.
En líneas generales, todo salió a la perfección. Todo, menos el estrepitoso papel de la Selección. Un pírrico empate a uno ante la débil Honduras, la polémica victoria por 2-1 sobre Yugoslavia -con un penalti inexistente convertido por Juanito en su segundo tiro, ya que el árbitro lo mando repetir- y una humillante derrota ante Irlanda del Norte permitieron al equipo de Santamaría clasificarse para la segunda fase, de nuevo en formato liguilla. Sin embargo, los cruces emparejaron a España con grandes potencias como Alemania e Inglaterra, lo que le hizo imposible seguir vivo en el torneo.
Fue un campeonato en el que se sucedieron las historias. El campeón fue Italia, pese a no ganar ningún encuentro en la primera fase. La prensa italiana llegó a titular "Fuera Berzot, estás viejo" en alusión al técnico y Tardelli se dejó barba tras oír a un directivo criticar su aspecto. "En cuanto dijo después que le gustaba, me afeité", señaló ya como campeón. Su compañero Paolo Rossi fue el máximo goleador. Y eso que tras verse implicado en unos líos de apuestas a punto estuvo de no acudir al Mundial: "Para mí fue un test fundamental. Me costó volver, pero logré el sueño".
Schumacher, el portero alemán, fue otro protagonista al dejar conmocionado al francés Batiston tras una entrada. Varias empresas anunciantes retiraron su imagen por ello. Un jeque kuwaití también dio la nota. Saltó al césped cuando su equipo encajó un gol polémico y paró el partido hasta que el árbitro lo anuló. Y el punto culmen fue el tongo entre Alemania y Austria. "Que se besen", les cantó Gijón. Historias infinitas para algo inolvidable.
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