(Efe) Juan Román Riquelme, que se despidió de La Bombonera, fue el artesano de la victoria de Boca Juniors sobre el Gremio brasileño (3-0) en el partido de ida de la final de la Copa Libertadores, con una actuación que ha coronado un ciclo memorable en el equipo que le llevó a la fama. Un tanto de Palacio en la primera parte, a la salida de un tiro libre de Riquelme, otro de éste en la segunda y un tercero en propia meta de Patricio en el minuto final, tras un remate de Román que el portero Saja no pudo retener, abrieron el camino al conjunto boquense para la obtención de su sexto título en el torneo continental.Riquelme, cedido por el Villarreal por cuatro meses, dijo adiós a su público en Buenos Aires y sólo le queda por delante en el equipo que dirige Miguel Russo un partido, el de vuelta de la fase decisiva de la Libertadores, la semana próxima en Porto Alegre, antes de regresar a Europa. Su nombre fue coreado por la multitud durante los minutos finales del partido y hasta que se retiró del campo, en el que la formación argentina fue claramente superior a un rival que sólo tuvo reacciones espasmódicas e improductivas.
Tuta estuvo cerca de abrir el marcador para el equipo de Porto Alegre a los 12, pero se lo impidió el portero local Caranta cuando nada había pasado previamente para romper el cero. De allí en adelante, Riquelme se convirtió rápidamente en el jugador clave del partido. Boca dependió de su inspiración y elaboró toda su estrategia ofensiva en base a su creatividad, con el balón en movimiento o parado, y de ésta última manera, y ante una falta inexistente pero pitada por el uruguayo Jorge Larrionda, el equipo argentino se puso en ventaja. Román lanzó el tiro libre, Palermo recibió cerca del área pequeña en posición prohibida no sancionada y burló al portero Saja con un centro corto que Palacio capitalizó con un remate defectuoso que igualmente sirvió para abrir el marcador a los 18 minutos.
La escasez en cuanto a la producción colectiva desde ambos lados dio más relieve a la tarea de Riquelme, el único que corría por el campo ofreciendo amable y generosamente alguna idea, siempre para el local, claro, porque para los rivales, ni agua. La segunda parte arrancó con vértigo. Tuta estuvo cerca nuevamente de marcar para el Gremio a los 48 y a los 51 el brasileño Teco rechazó en la línea de sentencia un disparo de Palacio, que a los 52 tuvo otra oportunidad y remató desviado.
Todo indicaba que todavía había partido, aunque a los 57 una falta descalificadora del brasileño Sandro Goiano contra Banega dejó a su equipo con diez jugadores. Sin embargo, como si necesitara espacio para la escenificación de su fútbol, el Gremio creció y puso a apuros en varias ocasiones a los auriazules. Riquelme no compareció en el partido alrededor de 20 minutos, pero a los 73 cometieron una falta sobre él. El paraguayo Morel tocó el balón y Román, con un remate violento, aumentó la ventaja local a 2-0 ante el delirio de la multitud.
Dominó Boca los minutos restantes y cuando quedaban por jugarse sólo segundos, la figura del partido eludió a cuatro rivales y lanzó un remate que Saja desvió con esfuerzo hacia un costado, desde donde el balón volvió al área pequeña y el defensa Patricio batió su propia meta. Amplio triunfo de Boca Juniors, que vuelve a estar en el umbral de otro título continental.
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