Los azulgrana partían con la ventaja del primer partido (0-1, gol de Bojan) y resolvieron el choque a su favor, pero defraudaron en su reencuentro con la afición del Camp Nou, tres días después de la bronca con la que acabó el partido del domingo ante el Getafe (0-0), pues su juego no convenció a nadie. El público, además, silbó al equipo en varias fases del partido y sacó pañuelos de protesta cuando Rijkaard sentó a Bojan en el segundo tiempo.
El Schalke ejerció una gran presión sobre los azulgrana desde el comienzo, como había anunciado su entrenador en la víspera, y el Barça no supo contrarrestar la ofensiva de los alemanes, que dominaron el juego y lo trasladaron al campo local durante los primeros 20 minutos. Los nervios pesaron en el Barça, que no lograba retener el balón, y el Schalke dispuso de varias ocasiones claras de gol para igualar la eliminatoria, aunque le faltó puntería.
El juego ofrecido por el Barcelona en el primer tiempo resultó decepcionante para los culés y, el resultado, un premio inmerecido. El Schalke mandó en el campo y desnudó a un Barça incapaz de trenzar jugadas y que sufrió en su campo para frenar los ataques del rival. A los 20 minutos, buena parte del público empezó a impacientarse y dedicó silbidos al equipo, aunque acto seguido fueron anulados por los gritos de 'Barça, Barça'.
Pero la suerte sonrió al Barça poco antes del descanso. Los alemanes habían asustado hasta ese momento en seis intentos, tres de ellos buenas oportunidades: la primera, un disparo de Altintop (min. 7) que Valdés sacó como pudo desde el suelo cuando el efecto del balón tras su primer rechace se dirigía a la red; y en apenas un minuto (20 y 21), dos consecutivas en un tiro de Jones y en un remate de Kuranyi con todo a favor en el segundo palo.
El Barça, por su parte, había tenido una clarísima oportunidad en los pies de Xavi, que falló solo ante el portero Neuer tras recibir un pase de Iniesta, y éste había tenido la primera a los dos minutos de juego, aunque el disparo del albaceteño salió alto. Sin embargo, cuando la mayoría de los culés ya se daba por más que satisfecho con llegar con el empate a cero al descanso, la fortuna se puso del lado del Barcelona y cayó el 1-0.
Touré se encontró con el gol en una jugada iniciada por el marfileño, quien combinó con Henry en la frontal y abrió el juego a la banda derecha, donde Bojan sirvió un balón al área que la defensa alemana despejó hacia arriba, sin alejarlo, y cayó a los pies de Touré, que marcó desde el borde del área pequeña. Un gol afortunado, en una jugada confusa, dio la tranquilidad al Barça y bajó la moral del Schalke, que necesitaba dos goles para clasificarse.
En el segundo tiempo, el Barcelona fue recuperando el control y pudo sentenciar de manera definitiva nada más reanudarse el juego. A los tres minutos, Bojan le dio un pase de gol a Henry, aunque el tiro del francés se marchó por encima del larguero; dos minutos después, Iniesta realizó una gran jugada personal y buscó el gol con un tiro ajustado al poste, pero desvió lo justo. El meta alemán también rechazó poco después un disparo de NeuerXavi.
Sin embargo, la mejoría no tuvo continuidad. El Barcelona pasó el resto del partido aguantando el resultado, aunque sin sufrir apuros para controlar al Schalke. El clima de tensión que parece haberse instalado en el barcelonismo, sin embargo, se reactivó cuando Rijkaard decidió sustituir a Bojan para dar entrada a Giovani en una decisión del técnico holandés que provocó silbidos y también la aparición de pañuelos blancos de protesta.
La grada despidió a Bojan con cánticos de apoyo y la tomó con Henry. El delantero francés volvió a mostrarse muy lejos de ser el jugador que fue, pese a que esta vez actuó en la posición de delantero centro, y fue silbado por un amplio sector del público en diferentes ocasiones. Al final, con la grada medio vacía, fue despedido con aplausos, como también el equipo, que, por lo visto otra vez, deberá mejorar mucho para derrotar al Manchester United.
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