Los de Schuster retomaron el espíritu de remontada que les llevó a conseguir el título la pasada temporada y con un inesperado arreón final lograron adjudicarse su segunda Liga consecutiva, algo que no lograban desde 1990.
Los navarros se hicieron dueños de la pelota desde el inicio, aunque no eran capaces de traducir ese dominio y en ocasiones claras de gol. Un tiro lejano de Portillo y alguna internada peligrosa de Azpilecueta fueron los únicos quebraderos de cabeza para una ordenada defensa madridista.
Mientras, los blancos esperaban su oportunidad en alguna contra y con muy poca presencia ofensiva cerca estuvieron de adelantarse en peligrosos disparos de Robben y Diarra y en un cabezazo de Sneijder tras una buena acción de Saviola, que volvió a recibir la oportunidad de Schuster tras su buen partido contra el Athletic.
Tras la reanudación, el Madrid se quedó con un hombre menos casi de salida por la expulsión de Cannavaro por doble amarilla. Esto hizo cambiar los planes del entrenador alemán, que dio entrada a Torres en sustitución de un desaparecido Saviola.
El partido se tornó muy bronco y poco a poco se fueron sucediendo las amarillas hasta llegar a las nueve con las que se llegó al final del encuentro. Sin embargo, paradójicamente, a raíz de la expulsión del central italiano, los blancos disfrutaron de sus mejores minutos y aunque sin ocasiones claras, a excepción de un tiro envenenado de Snejider que se estrelló en el larguero, tuvo una mayor presencia en el área navarra y a punto estuvo de adelantarse.
El Osasuna, por su parte, comenzaba a estar desfondado y parecía acusar el alto ritmo desplegado en la primera mitad. Sin embargo, cuando los de Ziganda ya daban por bueno el empate, una absurda mano de Heinze dentro del área, adelantaba al los 'rojillos' gracias al penalti transformado por Puñal.
Lejos de dar el encuentro por perdido, el Madrid reaccionó y tras una falta cabeceada a la perfección por Robben llegó el gol del empate. Sólo dos minutos más tarde, una internada por la derecha de Higuaín, que batió a la perfección a Ricardo, llevo el éxtasis a los madridistas, que no se creían lo que habían logrado.
Con el gol del argentino, nuevamente decisivo en el tramo final de la temporada, con tres goles en los últimos tres partidos, el Madrid ya puede celebrar un título que, aunque previsible, llegó de la forma más inesperada, algo que deja un mejor sabor a toda la afición.
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