Desde los primeros minutos del encuentro, el equipo de Javier Aguire sufrió para encontrar la comodidad en el terreno de juego. Los 'reds' presentaron un once rigurosamente dispuesto sobre el verde del Vicente Calderón, y no sólo generaron con cierta facilidad sensación de peligro, sino que complicaron la salida de balón del conjunto madrileño.
Y al contrario de lo que ocurriera en el partido previo ante el Olympique de Marsella, en esta ocasión fueron los atléticos quienes cumplieron la pena por falta de concentración. Un pase en profundidad sobre la frontal del área de Steven Gerrard fue perfectamente aprovechado por Robbie Keane, que definió sin problemas ante un Leo Franco que poco pudo hacer para solucionar la fragilidad de la defensa 'colchonera'.
Por segunda vez consecutiva en el feudo rojiblanco, el equipo visitante se adelantó en el luminoso cuando el encuentro aún se desperazaba. El tanto de Keane cuando aún no se había cumplido el primer cuarto de hora de juego cayó como una losa sobre los jugadores atléticos, a quienes la falta de mordiente privó de inquietar a la conjuntada defensa inglesa.
Los ánimos del Atlético de Madrid por buscar la igualada pronto pasaron a ser tímidos acercamientos, que llegaban más por la obligación de presentar algo de batalla que por el convencimiento de poder remontar un partido que se había puesto cuesta arriba tan pronto. Mientras tanto la afición del Manzanares se resignaba y cuando no, se impacientaba a cada llegada de los ingleses, que desarbolaban sin dificultad los ataques del equipo de casa.
En una de esas ocasiones llegó una nueva oportunidad de peligro para las tropas de Rafa Benítez. Un robo en el centro del campo y un error en la defensa propiciaron la salida al galope de Gerrard, cuyo centro desde la derecha a punto estuvo de aprovechar nuevamente Keane para aumentar la diferencia en el marcador.
Tuvo que relajarse el Liverpool para que el Atlético disfrutara con más continuidad de la posesión de la pelota. Y aún así fue un arrebato de Diego Forlán desde la frontal del área la ocasión de más peligro para los rojiblancos. Sin embargo, el zapatazo del uruguayo se marcharía ligeramente desviado a la izquierda del marco defendido por Reina.
Ante semejante demostración de incapacidad, el 'Vasco' Aguirre se vio obligado a jugar la baza de Sergio Agüero, el único hombre capaz de cambiar la cara del equipo en ataque. La reacción fue posible, pero antes el Calderón volvería a sentir el miedo en el cuerpo cuando un nuevo pase entre líneas de Gerrard terminaba en gol. El tanto de Yossi Benayoun, sin embargo, sería anulado por fuera de juego.
El susto encendió las alarmas en las filas rojiblancas, mientras que Agüero se encargaba de hacer lo propio con el ataque atlético, que disfrutó ahora de sus mejores minutos. No en vano, el delantero argentino mando un ajustado disparo desde la izquierda a las mallas, pero el gol fue anulado por un fuera de juego mal señalado, que invalidó el empate y obligó a los 'colchoneros' a seguir remando en busca de los puntos.
Minutos después era Simao el que, desde la misma posición, ponía en serios aprietos a Pepe Reina. Sin embargo, su remate golpeó en el palo y regresó a las manos del cancerbero español, que agradeció el auxilio de la madera cuando ya estaba batido. La situación no pasó desapercibida para Benítez, que buscó con las salidas de Babel y Kuyt un equipo más veloz y preparado para el contragolpe, sacrificando para ello a Gerrard y Keane, co-protagonistas del tanto de los ingleses.
La decisión costó cara al técnico madrileño, que a siete minutos del final asistió al renacimiento del siempre impredecible Atlético de Madrid. Un pase en largo de Raúl García y el posterior fallo de la defensa habilitaron a Forlán, que no dudó en abrir a la izquierda para que Simao pusiera el empate desde la misma posición en la que antes le había sido anulado el gol.
La inercia del gol y el empuje de un Calderón volcado con su equipo revolucionaron a un Atlético peleado con la tranquilidad. Un par de jugadas más tarde, era Miguel De las Cuevas quien con una volea estaba cerca de devolver el delirio a la afición rojiblanca, que vio a su equipo rescatar un punto que mantiene a los de Aguirre como líderes del Grupo D.
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