(EP) El Real Madrid continuó con su racha una temporada más en el Vicente Calderón y se llevó el derbi ante el Atlético de Madrid en el último suspiro (1-2), gracias a un extraño penalti en el tiempo de descuento que frustró a un conjunto rojiblanco que dejó escapar el partido en su inicio y en su final. En 2005 y en el año pasado, un tempranero gol había roto el choque a favor de los madridistas. Esta noche parecía que se repetiría la misma historia con el tanto de Van Nistelrooy a los 30 segundos, pero Simao, de falta directa, logró igualar en el minuto 90. La desgracia se acabó cebando con los locales que vieron como Higuaín, tras un penalti de Heitinga a Drenthe, transformado magistralmente por Higuaín, hacía 'volar' los tres puntos del feudo 'colchonero'.
El sorpresivo tanto del holandés y el planteamiento erróneo de Javier Aguirre lastraron en demasía al Atlético de Madrid, que tardó 45 minutos en responder y en meterse de lleno en un choque, jugado prácticamente una hora con diez jugadores por cada bando. Los rojiblancos fueron ambiciosos en cuanto Sergio Agüero despertó, pero encajaron su tercer revés consecutivo y se alejan de la Liga, mientras que los madridistas, poco ambiciosos con el 0-1, se afianzan.
Javier Aguirre no acertó con el planteamiento y decidió renunciar a jugar por las bandas quitando del once a Simao y Luis García para meter en el mediocampo cuatro jugadores de perfil muy similar como Maniche, Assunçao, Raúl García y Banega, posiblemente en busca de tener el balón. Por su parte, Bernd Schuster sólo 'sorprendió' con la titularidad de Marcelo por Heinze en el lateral y la suplencia de Van der Vaart.
Sin embargo, el 'ataque' de entrenador del 'Vasco' le duró apenas 30 segundos y a partir de ahí, el conjunto rojiblanco encontró problemas para crear peligro a su rival, que vivió inquieto los primeros 20 minutos. Agüero no halló a Forlán en el segundo palo y Casillas estuvo ágil a un disparo de Pernía, poco bagaje para la igualada, porque Pepe controló bien al 'Kun' y los locales, sin bandas, insistían por el centro, facilitando la labor al actual campeón.
A partir de esos minutos, el partido, tristemente, derivó hacia el protagonismo de Clos Gómez, que en ocho minutos dejó a los dos equipos con diez y pudo privar al Real Madrid de algún gol más con discutidas decisiones por fuera de juego. El aragonés, primero, echó a Perea por un manotazo a Sneijder, y poco después, hizo lo propio con Van Nistelrooy, al que había anulado un gol aparentemente legal, después de que éste llegase tarde a un balón en una disputa con Maniche.
Aún siendo superior el equipo madridista, Agüero tuvo una buena ocasión en el descuento. En un balón al choque, estuvo más listo que Pepe y enfiló hacia la portería de Casillas, pero prefirió dar un mal pase a Forlán, que jugársela en los metros finales.
Aguirre reaccionó en los vestuarios. Había metido a Antonio López por Raúl García antes del descanso y para la reanudación apostó por meter a Simao por Pernía, tirando un poco más hacia la derecha a Heitinga, con ayuda de Banega, y Assunçao más en el centro con Ujfalusi, mucho riesgo para un rival que maneja la 'contra' desde hace varios años.
El Atlético mejoró y el habitual paso atrás madridista le permitió meter dos sustos serios (Banega y Maniche), respondidos por dos inmediatos de Higuaín y De la Red, aunque la mejor ocasión fue el 'Kun', cuyo disparo salió rozando el palo en un encuentro que se empezaba a abrir peligrosamente. El Real Madrid, con el manejo del balón que le daban Sneijer, De la Red y Gago, sobrevivía al ímpetu de un conjunto rojiblanco, con un Agüero cada vez más amenazante.
Sin embargo, el paso de los minutos fueron pesando a ambos equipos y ahí salió perdiendo el conjunto 'colchonero', ya con Luis García como Ujfalusi como último intento, mientras que el equipo blanco refrescaba su medio con Van der Vaart por un gran Sneijder y Javi García por De la Red. El Real Madrid aguantó la embestida final de Agüero, pero no pudo evitar que Simao empatara. Con el derbi completamente 'loco', el penalti a Drenthe decidió un severo castigo para los locales.
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