En un duelo con más suspense que buen fútbol, los azulgrana hicieron valer el 1-1 con apuros al final y avanzaron gracias al gol de Henry en el Sánchez Pizjuán, que cobró valor doble y que acaba con una sensacional racha del equipo andaluz de 15 eliminatorias sin perder que le han dado dos Copas de la UEFA y una Copa del Rey.
El primer tiempo, sin dueño claro, careció del ritmo y la intensidad de otras noches entre el Barcelona y el Sevilla y nada tuvo que ver con el choque trepidante en el Sánchez Pizjuán. Los azulgrana quisieron dormir el juego y al rival, que trató de morder de inicio aunque luego le faltó pegada y no encontró espacios para buscar el gol.
La mejor ocasión del Sevilla en el primer tiempo, y prácticamente la única, aunque clarísima para haber cambiado la eliminatoria, fue nada más empezar el partido. Apenas se habían contado 20 segundos de juego y Chevantón, solo en el área pequeña, remató fuera un balón que le había servido Alves desde la banda izquierda.
El Barcelona tampoco hizo mucho más en ataque. El 1-1 del primer asalto le concedía cierta ventaja, aunque cedió la iniciativa del juego y se dedicó a esperar, aun a riesgo de encajar un gol que habría dado la vuelta al cruce. Sin el balón, los azulgrana sufrieron en algunas fases del juego, aunque se mostraron seguros en defensa.
En ausencia de Eto'o, Rijkaard formó en ataque con Henry, Iniesta y Giovani. Un par de acciones de Iniesta, la más clara al cuarto de hora, aunque su disparo salió alto, y, sobre todo, un contragolpe que intentó culminar Henry, también sin puntería, a pase del mexicano, fueron los intentos del Barça en toda la primera parte.
El juego se animó en la reanudación. Unos y otros aceleraron el ritmo y el balón empezó a correr de área a área, a la espera de un gol que sentenciase el cruce a favor del Barcelona o que pusiera al Sevilla en ventaja y obligase a los locales a buscar la remontada, aunque el cuadro andaluz empezó a flojear con el paso de los minutos.
El público del Camp Nou también despertó al ver a Bojan y a Deco en la banda y el juego también se benefició de la entrada del joven ariete catalán por Gudjohnsen, en una medida de Rijkaard para reordenar su ataque, con Bojan por el centro y Henry desplazado a la izquierda, y para situar a Iniesta en una posición más retrasada.
La entrada de Bojan revolucionó el ataque del Barça, que ya había empezado a mandar en el campo y se adueñó definitivamente del partido. Poco después, Giovani se fue al banco para la reaparición de Deco, ovacionado en su vuelta después de dos partidos de baja y que no jugaba desde la derrota ante el Real Madrid.
Por el Sevilla, Manolo Jiménez cambió la delantera con un cuarto de hora de partido por delante y retiró a Luis Fabiano, poco participativo en un partido para el que estaba en duda por la gripe que arrastra, y a Chevantón, para buscar una reacción con la entrada de Kerzhakov y Duda, y a diez del final entró Alfaro por Capel.
El cuadro andaluz recobró fuerza en los minutos finales, a medida que la intranquilidad se instalaba en la grada y el Barcelona empezaba a perder tiempo para aguantar el resultado. Un disparo de Alves en un lanzamiento de falta que se fue a la parte superior del larguero fue el anticipo de un final de infarto para la hinchada culé.
El susto fue aun mayor con el gol de Jesús Navas a cinco minutos del final, tras una jugada de rechaces y que fue anulado por un fuera de juego de Duda, y también, esta vez con una sonora protesta, cuando Poulsen se ayudó con la mano en el remate de un balón colgado al área que acabó salvando Valdés con la cara.
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