(EP) El Racing de Santander jugará la primera semifinal de Copa del Rey de su historia después de defender el valioso resultado cosechado en la ida en su visita al estadio de San Mamés (3-3), ante un impetuoso Athletic, que empató la eliminatoria en los primeros venticinco minutos de juego y nunca bajó los brazos pese a los goles racinguistas.
De hecho el Athletic rugió desde el principio, obligado por el resultado adverso y el incesante apoyo de su afición, y acercó el milagro en sólo veinte minutos de juego gracias a un impecable remate de Amorebieta tras un saque de falta de Yeste.
El empuje bilbaíno recibió el impulso decisivo sólo seis minutos después, cuando una jugada de Llorente dentro del área terminó en penalti. El capitán Iñaki Muñoz, que lo tuvo que transformar en dos ocasiones, empató la eliminatoria.
De hecho el Athletic rugió desde el principio, obligado por el resultado adverso y el incesante apoyo de su afición, y acercó el milagro en sólo veinte minutos de juego gracias a un impecable remate de Amorebieta tras un saque de falta de Yeste.
El empuje bilbaíno recibió el impulso decisivo sólo seis minutos después, cuando una jugada de Llorente dentro del área terminó en penalti. El capitán Iñaki Muñoz, que lo tuvo que transformar en dos ocasiones, empató la eliminatoria.
El Athletic echaba al traste la renta cántabra sin ni siquiera haber expuesto demasiado fútbol. Le habían valido dos de sus históricos rugidos y cierta bisoñez del Racing, que sabía lo que se esperaba y no expuso demasiado en los primeros minutos.
Los de Caparrós se habían vacíado de inicio y necesitaron respirar antes del descanso. El Racing entonces empezó a manejar el partido con mejor fortuna, con Colsa y Duscher haciendose fuertes en la zona medular. Esta mejoría cántabra se tradujo nada más iniciarse el segundo acto en el tanto de Duscher, que obligaba a una nueva machada a los locales, necesitados ahora de dos goles.
Y la afición siguió soñando cuando sólo un minuto después Susaeta completaba una buena jugada de Llorente en el tercer gol. La Catedral volvía a rugir y el Athletic se quedaba a un sólo gol. Sin embargo la casta y la garra bilbaína no fueron suficiente contra el mejor fútbol de los de Marcelino, que respiraron a cuarto de hora del final cuando Tchité anotó el segundo.
El Racing daba entonces el golpe de gracia a un Athletic cansado, que ya no tenía fuerzas ni alma para sobreponerse. En el último minuto, Oscar Serrano apuntilló el resultado con el tercero de los racinguistas, que hacen historia en una temporada de ensueño. El Athletic, al menos, vendió cara su derrota y ofreció valores que puede necesitar para resurgir en la Liga.
Los de Caparrós se habían vacíado de inicio y necesitaron respirar antes del descanso. El Racing entonces empezó a manejar el partido con mejor fortuna, con Colsa y Duscher haciendose fuertes en la zona medular. Esta mejoría cántabra se tradujo nada más iniciarse el segundo acto en el tanto de Duscher, que obligaba a una nueva machada a los locales, necesitados ahora de dos goles.
Y la afición siguió soñando cuando sólo un minuto después Susaeta completaba una buena jugada de Llorente en el tercer gol. La Catedral volvía a rugir y el Athletic se quedaba a un sólo gol. Sin embargo la casta y la garra bilbaína no fueron suficiente contra el mejor fútbol de los de Marcelino, que respiraron a cuarto de hora del final cuando Tchité anotó el segundo.
El Racing daba entonces el golpe de gracia a un Athletic cansado, que ya no tenía fuerzas ni alma para sobreponerse. En el último minuto, Oscar Serrano apuntilló el resultado con el tercero de los racinguistas, que hacen historia en una temporada de ensueño. El Athletic, al menos, vendió cara su derrota y ofreció valores que puede necesitar para resurgir en la Liga.
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