(M) El Liverpool ha sacado de Valdebebas a Gerardo Bruna, un mediapunta de 16 años que era una de las perlas de las categorías inferiores. El Madrid esperaba dar en breve un pelotazo con Bruna, un chico argentino criado en España de gran talento. Benítez dio el visto bueno al fichaje del jugador.
Los equipos cada vez se gastan más dinero en los traspasos de jugadores y por ello han decidido lanzarse al mercado juvenil. Buscan jóvenes talentos en otros clubes, en otros países y los fichan para jugar en las categorías inferiores de su club, en muchas ocasiones con sueldos astronómicos. Para los adolescente es una oportunidad irrechazable y para los clubes una inversión a largo plazo.
Los club ingleses fueron los primeros en iniciar esta política de fichajes. En 2003 el Arsenal fichó a un adolescente que despuntaba maneras en la Masía, Cesc Fábregas. Jugó en las categorías inferiores del conjunto londinense hasta que dio el salto definitivo a la primera plantilla. Unos años más tarde, Fran Mérida seguía su camino. Con tan sólo 16 años el joven futbolista abandonó la disciplina azulgrana para fichar por el Arsenal. Giovanni dos Santos o Leo Messi son los ejemplos más claros de que nuestros equipos también han seguido esta nueva política. Este último año ha podido marcar un antes y un después. El Atlético fichó al argentino Pacheco de 16 años, el Manchester se hacía con los servicios de un australiano de 9 años y el Bayern fichaba a un jugador peruano de 13 años. Una política arriesga, ya que nada garantiza que estos pequeños talentos se conviertan en las estrellas que se espera.
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